El Tribunal de Apelaciones resolvió hacer lugar a un pedido de la querella de la vicepresidenta y permitir que los celulares, que ya están en manos de la Justicia, sean peritados desde el 1º de julio al 1º de diciembre de 2022. En audiencias anteriores las mujeres admitieron que habían cambiado de aparato y borrado información.
La Cámara Federal porteña ordenó ayer ampliar el lapso temporal del análisis de los teléfonos celulares de dos asesoras del diputado del PRO Gerardo Milman, al hacer lugar a un planteo de la querella de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, en la causa que investiga el intento de asesinato del que fue víctima el 1 de septiembre pasado. Ambas mujeres estaban junto al alfil de Patricia Bullrich Luro Pueyrredón cuando un testigo lo escuchó decir “cuando la maten, voy a estar camino a la costa”.
El Tribunal de Apelaciones revocó una decisión de la jueza federal María Eugenia Capuchetti, quien había negado el planteo de la querella, y dispuso la "ampliación del lapso temporal propuesto" para que la información extraída de ambos teléfonos ya entregados a la Justicia sea analizada desde el 1º de julio al 1º de diciembre de 2022, según la resolución a la que accedió Currín.
La decisión fue de los camaristas okupas Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi, con la disidencia del tercer integrante de la sala I del Tribunal, Mariano Llorens.
El peritaje deberá ser realizado "tal como lo ha sugerido la propia querella, bajo preciso control jurisdiccional y del Ministerio Público Fiscal y con restricción de absoluta reserva de toda aquella información que no guarde estricta relación con el caso", advirtieron los jueces.
Al decidir aceptar el planteo de la querella, el Tribunal revocó una decisión de Capuchetti, quien había determinado que el análisis de ambos teléfonos debía realizarse sobre los días posteriores al 30 de agosto de 2022, fecha en la que según un testigo Milman se habría referido en un bar ante ambas asesoras a un futuro atentado contra la vicepresidenta, que ocurrió dos días después.
Qué dice la resolución del Tribunal
"Teniendo en cuenta los lineamientos trazados y la gravedad institucional del hecho aquí investigado, se torna necesaria la producción de las diligencias probatorias que puedan resultar pertinentes y útiles para la averiguación de la verdad, sin escatimar esfuerzos y con la premura del caso", destacaron Bruglia y Bertuzzi.
En base a ello, "luce razonable que se realice la búsqueda de la información contenida en los aparatos telefónicos secuestrados a Ivana Bohdziewicz y Carolina Elizabeth Gómez Mónaco, la cual habrá de circunscribirse a corroborar o descartar la existencia de cualquier mención a los dichos que, según el testigo" pronunció Milman.
Los celulares de Gómez Mónaco y Bohdziewicz
Los celulares fueron entregados el 1º de diciembre pasado por las asesoras al concurrir a ampliar sus declaraciones a los tribunales federales de Retiro, en la fiscalía de Carlos Rivolo, quien tiene delegada la investigación.
De ambos aparatos se extrajo la totalidad de la información disponible pero se limitó el lapso de su análisis y eso fue apelado por la querella.
Sin embargo, en esa audiencia sucedió un hecho sorprendente: Bohdziewicz, dejó sin palabras a quienes la escuchaban cuando dijo con mucha soltura que había borrado todo el contenido de su teléfono. “Me asesoré”, aseguró ante la mirada azorada de los abogados de la vicepresidenta.
La otra asesora, Gómez Mónaco, no desentonó tampoco en la declaración: aportó su celular pero tuvo que aclarar que era un aparato que había comprado la semana pasada.
Ambas habían declarado por primera vez el 26 de octubre y dijeron que no recordaban haber estado en la confitería Casablanca. Solo admitieron haber estado en el lugar después de que les mostraran sus imágenes.
Bohdziewicz tiene 26 años y desde marzo le lleva la agenda a Milman. La asesora arrancó su segunda declaración tratando de enmendar la primera. Debió explicar que, cuando dijo que “nunca” había estado en Casablanca, quiso decir que no iba asiduamente a comer o que no se quedaba largo rato.
Cuando el fiscal le preguntó si tenía conversaciones con Milman en su teléfono respondió: “Sí, de temas laborales pero quiero aclarar que las borré”. “Tanto los mensajes como las fotos porque sentí que se podía violar mi intimidad si me pedían mi teléfono. Yo borré todo porque no había posibilidad de seleccionar solo algunas cosas y tenía fotos íntimas mías comprometedoras”, agregó y remató: “Por eso me asesoré”.
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