jueves, 15 de septiembre de 2022

La declaración de Agustina Díaz: “Brenda me hablaba de matar a Cristina Kirchner, pero yo no creía que fuera capaz de hacerlo”

La joven de 21 años que fue detenida el martes por el atentado contra la vida de la vicepresidenta prestó declaración indagatoria y contestó las preguntas de la jueza federal María Eugenia Capuchetti.


Agustina Díaz, la última detenida por el ataque a Cristina Fernández de Kirchner, negó haber sido parte del plan, aseguró que casi no conocía a al agresor Fernando Sabag Montiel y admitió que su amiga Brenda Uliarte le hablaba de matar a la vicepresidenta, pero nunca le creyó que fuera capaz de hacerlo. “Brenda es fabuladora, fantasiosa, delirante y manipuladora”, dijo. Según subrayó, ella solo le seguía la corriente.

Díaz fue consultada por los mensajes que encontraron los investigadores en el teléfono celular de Brenda. En uno de esos textos, la mujer parecía quejarse por la ineficacia de Fernando Sabag Montiel a la hora de ejecutar el asesinato. “¿Por qué falló el tiro? ¿Cómo mandaste a ese tarado?”, escribió. “Puse eso para seguirle la corriente a Brenda”, se excusó ayer ante las preguntas que le hicieron en Inodoro Py.

También le interrogaron por un WhatsApp en el que le pedí a su interlocutora que borre todo y tire el móvil. “Dije eso porque tenía miedo de quedar implicada en algo”, contestó. 

Anteanoche, la jueza Capuchetti volvió a instalar, por tercera vez, el secreto de sumario en la causa. De hecho, el abogado Juan Manuel Ubeira, querellante en nombre de Cristina Fernández de Kirchner, se acercó a tribunales ayer a la mañana y no pudo ver la causa. Por la experiencia de las veces anteriores, se especula con que podría haber novedades en las próximas horas. Es que las dos veces que Capuchetti dictó el secreto de sumario fue para detener a Uliarte y a la propia Díaz.

La versión de Díaz

En una declaración de dos horas y media, la joven respondió las preguntas de la jueza Capuchetti, del fiscal Carlos Rívolo y de sus defensores. La acusación de haber participado y planificado el atentado contra la vicepresidenta junto a Sabag Montiel y Uliarte.

Su exposición buscó justificar los mensajes que cruzaba con Brenda y que derivaron en su detención. Para los defensores, Marcelo Herrera y Javier Molina, esos chats existieron pero no tienen el voltaje y el significado que se le dio en un primer momento.

La joven admitió haberle recomendado a su amiga que borrara el teléfono después del intento de asesinato de la vicepresidenta, pero explicó que lo hizo porque pensó que su amiga no había tenido nada que ver. Cuando le preguntaron por qué le preguntó por qué falló el tiro, la acusada respondió: “fue de chusma”.

Y en todo momento aseguró que cuando Brenda le contaba que quería matar a Cristina, siempre pensó que estaba inventando. Según la describió, Brenda era “fantaseosa, fabuladora, delirante y manipuladora”.

Agustina afirmó que la última vez que vino a la Capital Federal fue en mayo pasado para la feria del Libro. A Brenda hacía mucho que no la veía.

Se conocieron en el colegio y fueron amigas. Durante un tiempo, Brenda estuvo distanciada de ella debido a que se enojó porque Agustina no se había acercado a ella después de la muerte de su bebé. En el último tiempo, habían vuelto a hablarse, aunque no solían verse. La última vez fue hace en una plaza de San Miguel hace cuatro meses. El vínculo era por chat. Fue a través de mensaje de WhatsApp que Brenda le mandó una foto posando con el arma Bersa calibre 32. Después, la imagen la eliminó para las dos. En la indagatoria a Díaz le exhibieron el arma y la reconoció como la de la foto.

Según Agustina, Brenda estaba politizada. Decía que quería ser presidenta y sacar una ley para permitir que le cortara el pene a los violadores. Y también decía que quería matar a Cristina Fernández de Kirchner.

Sobre eso, los funcionarios que se entrevistaron con ella le preguntaron por qué le parecía normal esos mensajes en donde ella decía “quién no va a querer matar a esa chorra”. “Era lo que leía en Twitter”, deslizó.

Según los que la entrevistaron, Agustina tiene una mente de 16 años, pese a sus 21. Cuando la detuvieron, decía que quería irse con su mamá. Estaba preocupada porque la abuela la iba a retar porque la policía le había roto la puerta durante el allanamiento. Algún funcionario que la escuchó comentó que la puerta rota era el menor de sus problemas.

Sus abogados pidieron la excarcelación. Ahora tendrá que opinar el fiscal Rívolo y luego resolver la jueza María Eugenia Capuchetti.

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