Los vecinos resistieron durante 40 días impidiendo el paso de las máquinas. El propósito es llenar el lugar de cemento.
Después de 40 días de resistencia en defensa del último potrero porteño ante la amenaza de su pavimentación sin un propósito claro, los vecinos de Parque Centenario recibieron en la mañana del martes una mala señal: las máquinas retroexcavadoras que habían removido la tierra de ese espacio público a mediados de agosto volvieron a aparecer con más ínfulas. El propósito-aunque nunca se haya anunciado por el nefasto régimen de la CABA, y ni siquiera exista un cartel de obra- es llenar el lugar de cemento. Días atrás ya les habían arrancado unas banderas que abogaban por la supervivencia de un espacio utilizado gratuitamente por miles de personas desde hace décadas.
Esto último se desprende de la respuesta que el régimen porteño le dio a la secretaría 34 del Juzgado Contencioso, Administrativo y Tributario Nº 17, sobre la cuál recayó la medida cautelar solicitada por un vecino del Parque en nombre de un colectivo para lograr el freno judicial a estas obras.
A causa de este pedido, el tribunal exigió detalles y un abogado abundó en imprecisiones que no hacen otra cosa que acrecentar la alarma. Es que en el Centenario recuerdan lo que ocurrió pocos años atrás con un proyecto similar: la creación de una cancha de fútbol de cemento que terminó convirtiéndose en un estacionamiento tercerizado. Es decir, la amputación de un espacio público para un negocio privado.
“La revalorización de un espacio ubicado en el Parque Centenario, consistente en generar dos áreas: una deportiva recreativa y otra que además de contar con postas aeróbicas, permite otros usos vinculados al sosiego”, intenta explicar el escrito presentado por el abogado Norberto Horacio Rodríguez en representación del Ejecutivo porteño. “Asimismo, a fin de asegurar las necesarias condiciones de seguridad, se la delimitará con un cerramiento de malla galvanizada, dotado de un portón de dos hojas. El área restante, además de contar con un sector destinado a postas aeróbicas tipo barras, ofrecerá una superficie libre para otros usos, tales como asoleamiento, descanso y socialización. Dicha área tendrá un solado intertrabado de piezas de hormigón en dos tonos (negro y gris)”, continúa.
De estos párrafos se desprenden dos cosas: en ninguna parte se habla de mantener la cancha de fútbol (tal como había asegurado Federico Ballán, el presidente de la Comuna 6, en su cuenta de Twitter), a la vez que el espacio público pasará a tener un portón. “La presencia del verde se manifestará en canteros y una planta semicircular”, agrega. En rigor de verdad, la citada presencia implica ausencia: una clara reducción de espacio natural en beneficio del avance del cemento en una plaza.
Las tareas fueron encomendadas a Algieri S.A., una contratista beneficiada también por opulentas -y también cuestionadas- obras en Plaza Lavalle y en la peatonalización de la Avenida Corrientes. El presupuesto designado para el Centenario ronda los seis millones de pesos.
Mientras tanto, los vecinos del parque siguen acantonados y resistiendo el acceso de las máquinas, las cuales no tuvieron más remedio que trabajar en las zonas adyacentes. Aunque temen que este escenario vuelva a repetirse las mañanas siguientes en una avanzada de desgaste y pavimento sobre uno de los pocos pulmones verdes que tiene la zona.
Fuente: nota de Juan Ignacio Provéndola para Página/12
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