jueves, 28 de enero de 2021

Un estudio de Harvard propone condiciones para clases presenciales: ¿cuáles se cumplen en la CABA?

La ventilación de las aulas y los elementos para medir el CO2, como indicaron científicos argentinos, están en la lista. Además indica que habría que modificar horarios para que las escuelas no inicien ni finalicen en horas picos de uso del transporte. La forma de organizar los recreos y las inversiones en infraestructura.


La ciudad de Buenos Aires planea el regreso a las aulas para el 17 de febrero a pesar del rechazo de gran parte de la comunidad educativa. ¿Qué estrategias deberían evaluar las escuelas para reducir el riesgo de transmisión de COVID-19? Un informe de la Universidad de Harvard da detalles de los puntos que se deben tener en cuenta para la reapertura de las escuelas. ¿Cuáles se cumplen?

Según un documento realizado por el Programa de Edificios Saludables de la Escuela T. H. Chan de Salud Pública de Harvard, que depende de esa casa de altos estudios de Estados Unidos, los gobiernos deben trabajar en cinco aspectos para lograr escuelas seguras durante la pandemia. Son: aulas, edificios, actividades, horarios de clases y políticas saludables. Advierte que “no existe el plan perfecto de reapertura sino tan sólo opciones ‘menos malas'” y sostiene que “el cierre de las escuelas disminuye los logros académicos previstos, lo cual puede acarrear consecuencias a largo plazo y exacerbar las desigualdades educativas y económicas”.

Uno de los puntos más importantes es el de la readecuación de la infraestructura de las escuelas. “Recomendamos priorizar las estrategias de control -ventilación, filtración y purificación complementaria del aire- y verificar periódicamente el funcionamiento del sistema”, indica el informe realizado por trece investigadores. 

“El SARS-CoV-2 presente en la tos, los estornudos y el aliento exhalado de la persona infectada puede desplazarse por el aire, dispersarse por toda la habitación y permanecer en suspensión durante horas. Puede infectar incluso a personas que no tuvieron ningún contacto con el infectado, si inhalan suficiente cantidad del virus. El ingreso de aire puro en la habitación permite diluir o desplazar el virus en suspensión, lo que a su vez reduce las probabilidades de inhalar suficiente cantidad de aerosoles contagiosos como para infectarse”, explican en el texto.

Ante esto, las y los especialistas indican que “la mejor alternativa es dotar a los edificios de sistemas de ventilación mecánica capaces de movilizar el aire del exterior hacia el interior y distribuirlo a distintas áreas del edificio”. Una alternativa de ventilación natural puede ser abrir las ventanas, las puertas y los tragaluces, colocar ventiladores de techo, instalar aberturas de entrada y salida de aire con diseño especial.

Asimismo, advierten que “si bien la ventilación natural facilitada por las ventanas abiertas puede ser efectiva, también es cierto que depende de los factores responsables de la presión diferencial entre los ambientes exteriores e interiores”. También resaltan la necesidad de filtrar el aire interior con filtros o purificadores de aire portátiles. Además aconsejan medir los niveles de dióxido de carbono, tal como sostuvieron investigadores del CONICET.

Con respecto a las aulas, se debe guardar una distancia mínima de seis pies (casi dos metros) durante el mayor tiempo posible. Si el espacio es reducido, será necesario subdividir la clase en núcleos más pequeños y restringir el traslado de los estudiantes de un aula a otra.

Además, el informe indica que tanto maestras y maestros como estudiantes deben seguir las pautas de lavarse las manos, maximizar el distanciamiento físico, usar protectores faciales y evitar el uso de objetos compartidos. “Si se usan correctamente, las máscaras restringen la cantidad de gotículas y aerosoles que se expelen al respirar, hablar, toser o estornudar” sostiene y aclara que “las escuelas deberán proporcionar capacitaciones estructuradas a todos los estudiantes y empleados”.

En lo que respecta a horarios, indica que es necesario escalonar el tiempo de ingreso y salida de la escuela, las transiciones entre clases y delinear límites claros en el piso para fomentar el distanciamiento físico y señalar el sentido de la circulación. También se refiere al transporte para llegar a la escuela, que en la Ciudad de Buenos Aires moviliza a más de un millón de personas. Para eso propone “iniciar la jornada escolar antes o después de las horas de mayor tránsito a fin de evitar que los estudiantes aborden autobuses o trenes atestados”.

También promueve formas de traslado más seguras que son difíciles de concretar en un conglomerado urbano como la Capital Federal: a pie, en bicicleta o en vehículos personales.

En el caso de las actividades, el texto propone escalonar los recreos o designar un área del patio de recreo para cada clase. Dictar las clases de educación física al aire libre y repensar las clases de música y teatro que tienen alto riesgo por los aerosoles que se emiten. El ítem “Políticas Saludables” incluye capacitar al personal en cuanto a la mejor manera de impartir la educación a distancia y de evaluar la posibilidad de implementar la enseñanza a distancia por grados en todo el distrito, impartida por jubilados recientes de la institución o maestros con afecciones preexistentes.
Por Celeste del Bianco para Tiempo Argentino

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