Cerrada, sin consumo de gas y con pileta, una institución paga mensuamente entre 35 mil y 40 mil pesos de base, según explicó Ricardo Mayor, integrante del Observatorio de estas entidades. Qué dice la ley que aún no se reglamentó, pero los ayudaría a resolver gran parte del problema.
Los clubes de barrio reclaman al Gobierno que extienda la suspensión de los cortes en los servicios de electricidad o gas por falta de pago durante la pandemia. Estaban protegidos por un decreto de necesidad y urgencia que venció el 31 de diciembre y no fue renovado. Ricardo Mayor, del Observatorio de Clubes de Barrio, advirtió que decenas de miles de clubes no podrán pagar las deudas que acumularon con las distribuidoras. "Apenas el 10 por ciento está en condiciones de sobrevivir ante las condiciones de pago que exigen las empresas", aseguró.
El Observatorio es una herramienta de la Confederación Argentina de clubes, que representa entidades de 16 provincias del país. "Existe una ley de Clubes de Barrio que fue sancionada en 2014 y resolvería muchos de nuestros problemas, pero nunca se reglamentó y por lo tanto no entró en vigencia", explica Mayor y agrega que "la ley otorga una serie de asignaciones a los clubes; aunque con una tarifa diferencial en los servicios públicos, no necesitaríamos ningún subsidio".
La energía y el agua son los costo más altos de los clubes de barrio. "Las empresas nos facturan abonos básicos exorbitantes. Un club cerrado, sin consumo de gas y con pileta, paga mensuamente entre 35 mil y 40 mil pesos de base", señala Mayor y explica que "la mayoría estamos pagando las mismas tarifas que una multinacional".
A raíz de los reclamos, a través de los entes de control como el Enargas el Gobierno facilitó en 2020 la inscripción de los clubes de barrio en un registro, el CENOC (Centro Nacional de Organizaciones de la Comunidad) para que accedan una tarifa diferencial. Sin embargo, es algo que está todavía en proceso y tiene sus dificutades. El año pasado consiguieron inscribirse unos mil clubes, sobre un total estimado de 20 mil existentes. "Por otra parte, ese camino fue abierto en noviembre, pero los clubes venían acumulando deudas desde marzo", agregan desde el Observatorio.
Otra denuncia está relacionada al incumplimiento, por parte de las empresas distribuidoras, de la cláusula del decreto de necesidad y urgencia 311 que además de frenar los cortes estableció que las deudas acumuladas durante la pandemia podrían ser financiadas en hasta 30 cuotas, con intereses que sería fijados por una unidad de coordinación. Sin embargo, Mayor contó que hay distribuidoras que están intimando a pagar las deudas en un máximo de seis cuotas, aplicando altos intereses.
"Ya hemos recibido infinidad de denuncias de clubes que tuvieron cortes de luz y de gas. Aunque en el Enargas Federico Bernal nos ha atendido excelentemente y ha evitado los cortes, necesitamos un marco legal que nos proteja. El decreto 311 era la única posiblidad de frenar a las distribuidoras, por eso reclamamos que se prorrogue", señala Mayor.
En la medida en que situación epidemiológica lo permite, los clubes de barrio vienen reabriendo sus puertas, con protocolos de cuidado. Por ejemplo, en las colonias de vacaciones las piletas se están habilitando con un máximo de 8 personas por andarivel. Las restricciones dependen, en general, de las decisiones municipales.
El pedido de fondo del Observatorio es que la ley de Clubes de Barrio (ley nacional 27.098) sea reglamentada. En un documento que difundirán a partir de este lunes, los clubes remarcan que son articuladores de la vida social. "En la pandemia, seguimos practicando a solidaridad que nos caracteriza organizando ollas populares, centros de logística para el acopio y entrega de alimentos e insumos de limpieza, centros de detección y aislamiento de pacientes con covid. La situación actual nos asignó un rol importante y consideramos que en la postpandemia seremos imprescindibles para combatir los efectos de la creciente pobreza, acompañar a los niños y adolescentes y ser espacio de contención ante el aumento de la desocupación", sostiene el referente del Observatorio de Clubes de Barrio.
Por Laura Vales para Página/12
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