El proyecto de despenalización del aborto parece destinado a sufrir cambios como única alternativa para no ser rechazado en el Senado, una posición que consolidaron los cordobeses, sumó a la mañana al neuquino Guillermo Pereyra y Miguel Ángel Pichotto empezó a promover con los que están a favor para evitar que la ley se caiga.
Pereyra confirmó que votará a favor del proyecto aunque "con algunas modificaciones" y que el miércoles se sumará al dictamen de los tres senadores por Córdoba. Además, reclamó fondos para que las obras sociales puedan hacer frente a estas prácticas.
Otro que exigió cambios es el chaqueño Eduardo Aguilar, del bloque peronista, confirmado hasta la semana entre los que votarían a favor. Mantendrá esa postura si el miércoles el dictamen incorpora algunas modificaciones como eliminar la posibilidad del aborto después de la semana 24 en los casos de violación y riesgo de salud materna.
"El derecho a interrumpir el embarazo (hoy ya reconocido) se realiza vía parto, buscando preservar la vida de la persona por nacer, y agilizando luego los trámites de adopción", planteó.
Los senadores que se oponen al aborto legal acordaron el viernes buscar un dictamen de rechazo pleno y dejaron atrás la idea de reconvertir el proyecto en una despenalización de la mujer, una alternativa que evaluaron cuando la ley fue aprobada en Diputados y la ola verde parecía indetenible. A la cumbre asistieron entre otros los macristas Federico Pinedo y Esteban Bullirch y la radical Silvia Elías de Pérez, ya con el dato que sumarían al radical Juan Carlos Marino.
Esperan la firma en el dictamen de Ángel Rozas, otro radical indeciso. Consideraron un gesto su participación en la cabalgata de la fe, junto al chaqueño Palavecino. Sin él, los celestes suman 33, a cuatro de los 37, pero en ese lote agregan al salteño Juan Carlos Romero, que niega haberse definido. Les alcanza con igualar y que desempate la tullida Gabriela Michetti.
El voto de Romero será clave el miércoles para definir cual dictamen tiene mayoría, que define el orden de tratamiento el día de la sesión. De todas maneras, quien sume más votos puede redactar el texto a gusto en el recinto.
Ante un escenario desfavorable, Pichotto, líder de los verdes, aceptó que la única chances de no perder es aceptar cambios y descartó su objetivo de sancionarlo el 8 de agosto y con las dos promesas que hizo Adolfo Rubinstein: financiar el misoprostol (la medicina que permite abortar) y contemplar la objeción de conciencia institucional en las clínicas.
"Vamos a aceptar algunas reformas para tratar de consolidar el voto positivo y salvar la ley. Por la vía de la alternativa cordobesa", declaró al diario Río Negro. Esto implica incorporar la objeción de conciencia institucional, eliminar la pena a los médicos y bajar de 14 a 12 semanas, algo que "no es significativo". Según Pichotto, con esos cambios están "muy cerca" de tener los votos.
Además, el rionegrino confió en que el proyecto se aprobará luego en la Cámara baja. "Creo que si vuelve a diputados vuelve mejorado. Yo creo que no insistirían con el proyecto previo, les permitiría mayor capacidad de negociación este proyecto. Y saldría la ley. Ampliaría la mayoría. La modificación surge frente a la necesidad. Si tenemos una postura irreductible, la ley se cae. La aceptación de las modificaciones tiene que ver con obtener la mayoría", analizó.
La lupa está puesta sobre el grupo que se mantiene indefinido, del que acaba de salir Marino. Pero todavía no dan pistas los peronistas José Alperovich, Inés Blas, Omar Perotti y los radicales Rozas y María Belén Tapia, que se quedarán toda la semana en Santa Cruz.
Además, serán claves las ausencias como la de la puntana María Eugenia Catalfamo que se había pronunciado en contra no irá a la sesión porque está próxima a ser mamá pero dejaría su banca vacía. El turno innombrable y Carlos Reutemann hicieron saber que van por el no y estarán en sus bancas, pero no tiene tutores que puedan garantizarlos.
Si hay un dictamen con cambios Pichotto intentará su mar a la neuquina Lucila Crexell, quien había avisado que se abstendría si el proyecto no se modificaba.
Los verdes no ocultaban su preocupación pero recordaban que una semana antes del debate en Diputados la negativa sumaba 130 votos e hizo falta que varios radicales se cambiaran de bando para que salga la media sanción.
En el Senado alcanza con capturar indecisos, pero el clima no es sencillo en algunas provincias, por la presión de la iglesia en algunas provincias que intentan gobernar algunos senadores, como el Julio Martínez era uno de los apuntados para pasarse de bando pero no da señales de ayudar.
En Córdoba la curia jugó fuerte con un comunicado de los cuatro obispos. "Creemos que una democracia que no respete toda vida humana se convierte visible o encubiertamente en dictadura de los que ostentan más poder porque cuando no se respeta la vida del más débil la libertad se convierte en ocasión de dominio y arbitrariedad", fue el párrafo más fuerte.
Los lidera Carlos José Ñáñez, arzobispo de la capital de Córdoba y de vieja relación con José Manuel de la Chota, otra vez interesado en volver a intentar una candidatura presidencial. En la Provincia recuerdan que cuando ganó la gobernación por primera vez, en 1999, viajó a Tucumán para reunirse con él y sembraron una amistad por siempre.
No alcanzó para que el senador Carlos Caserio, histórico compañero de ruta de De la Chota, se volcara para los celestes. Fue uno de los impulsores del dictamen de minoría junto a los macrifascistas Ernesto Martínez y Laura Rodríguez Machado. Anoche viajaron juntos desde Córdoba. Hoy empiezan a intercambiar borradores con Pichotto.
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