Ante un panorama de mayor ajuste y recesión, la crítica situación que atraviesan las fábricas gestionadas por los trabajadores recuerda a la peor crisis en la historia argentina, la experiencia neoliberal que terminó en el 2001.
La decisión de dolarizar las servicios públicos y el transporte, e imponer un calendario de aumento desmedido de las mismas, en un contexto de recesión económica, pone a muchas familias en riesgo de pobreza energética y exclusión, pero también aumenta la probabilidad de pérdida de sus empleos.
Las pequeñas y medianas empresas, empresas recuperadas y cooperativas, quienes son las principales generadoras de trabajo, enfrentan un contexto extremadamente adverso: suba de tasas de interés, precios de tarifas y energía desmedidos, caída del consumo y la demanda interna, aumento del costo de insumos dolarizados.
Para ponerlo en números, en mayo según el propio INDEC, la producción industrial cayó 1,2% respecto al mismo mes del año anterior, y el nivel de actividad de la economía se contrajo un 5,8% interanual; lo que refleja el impacto de la crisis cambiaria en una economía extremadamente dependiente del financiamiento del mundo. Las cifras de mayo preanuncian la grave recesión, frente a un Gobierno que parece no importarle la industria o la producción nacional.
Es en este contexto, las empresas recuperadas fueron protagonistas en los medios de comunicación por denunciar la dramática situación que atraviesan a partir de los desmedidos aumentos de tarifas. Las trabajadoras y trabajadores autogestionados se vieron forzados a ocupar el hall del Ministerio de Energía para exigirle al Ejecutivo nacional una tarifa diferencial como respuesta ante estos descomunales aumentos; en el caso de hasta un 1500%.
La situación que atraviesan las empresas recuperadas cuenta con un valor simbólico notable. Retrotrae nuestra memoria a la peor crisis en la historia argentina, la experiencia neoliberal que terminó en el 2001, momento de surgimiento de la recuperadas. La nueva aparición de estas en los medios vuelve a la comparación con el presente inevitable.
Por eso las recuperadas se movilizaron junto a las cooperativas, nucleadas en la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadores Autogestionados (FACTA), la Federación de Trabajadores por la Economía Social (FETRAES) y la Federación de Cooperativas Autogestionadas de Buenos Aires (FEDECABA), Federación Gráfica Bonaerense (FGB) y el Sindicato de Obreros Curtidores de la República Argentina (SOCRA). El reclamo que se realizó constó de tres pedidos: anular los cortes de energía, frenar las deudas en las tarifas de energía mientras se extienda la crisis económica, así como también implementar una tarifa diferencial para las empresas recuperadas al 50% del valor.
En el contexto de la crisis del 2001, surgen las empresas recuperadas, con trabajadores y trabajadoras protegiendo sus puestos de producción en empresas que cerraban o iban a cerrar. Hoy padecen principalmente las consecuencias de un modelo económico donde no se protege la producción nacional y el empleo. Como el clásico del cine de ciencia ficción de Stanley Kubrick, “2001: Odisea en el espacio”, ahora en 2018 la odisea es transitar el régimen fascista de Mugrizio Macri Blanco Villegas, algo quizás mucho más angustiante que el mismo espacio, porque conocemos la historia y las consecuencias de ciertas políticas económicas.
Fuente: nota de Delfina Rossi, en colaboración con Federico Tonarelli, para El Destape web
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