Todavía no está clara tampoco la dimensión de los cambios. Las propuestas para "capturar" la renta extraordinaria por la guerra. El debate dentro del propio albertismo.
El presidente Alberto Fernández se tomará su tiempo para analizar los cambios en el gabinete. Por el momento no tienen fecha ni dimensión. Está confirmado que habrá un relanzamiento del Gobierno que, más allá de los nombres, se prepara para intentar atacar el problema que aparece en la superficie en forma de 6,7% de inflación, pero que también es una puja por la distribución del ingreso.
Al presidente no le gusta que lo apuren para tomar decisiones de recambio. El proceso de reemplazo de Marcela Lozardo en el Ministerio de Justicia por Martín Soria duró alrededor de un mes.
La discusión que mantiene el ejecutivo con el cristinismo sobre el rumbo económico y "los funcionarios que no funcionan" se trasladó también al seno del albertismo. Mientras algunas altas figuras del gabinete salieron a sostener a Martín Guzmán a pedido del presidente, otros -también importantes- suponen que su salida ya está sellada.
No se trata solo de un cambio de nombre. Guzmán anunció por televisión a comienzos de la semana pasada que se estaba analizando en el equipo económico la posibilidad de lanzar una medida para capturar las “ganancias inesperadas” de tres sectores clave beneficiados por el aumento internacional de los commodites en el contexto de la guerra: granos, minería y petróleo.
“La renta inesperada existe”, enfatizan cerca de Alberto. “Eso puede formar un fondo para compensar a los sectores no registrados del mundo del trabajo y de la economía popular”, enfatizan.
Por eso es que se está pensando qué forma tendrá el texto de esa ley que se enviaría al Congreso y tendría características de nuevo impuesto. Tiempo pudo saber que esa recaudación no estará administrada, -tal como se había especulado- por un área de gestión de la economía popular por fuera del ministerio de Desarrollo Social.
La semana pasada, después de que Alberto le pidió a Guzmán que salga a jugar, detrás suyo salieron Agustín Rossi, Vilma Ibarra y Aníbal Fernández. Sin embargo, la iniciativa duró poco. Apenas las palabras salieron de la boca de Guzmán, desde el Ministerio de Agricultura, que conduce Julián Domínguez, se opusieron. Domínguez dijo desconocer la iniciativa, mientras el secretario de Agricultura, Matías Lestani -que fue director del Departamento Económico de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA)-, le contestó al titular de la cartera económica: “No veo que haya una renta inesperada”.
El cruce esta vez no provino del cristinismo, como había pasado con Roberto Feletti, sino del corazón mismo del gabinete albertista. Por eso es que más allá del intento de sostenimiento del Guzmán, algunos ya lo dan por eyectado. "Es difícil salir a tomar la iniciativa sin ningún instrumento claro”, señalan los críticos.
Por lo pronto especulan que el recambio ministerial tendrá lugar dentro de diez o quince días. Pero nadie se anima a predecir el volumen del cambio, si será una sola cartera o varias. “El Gobierno se defiende con medidas, dos o tres acciones en una dirección”, sostiene en off un ministro con peso que surfea la interna.
Según explicó el funcionario, la dilación de la decisión tiene que ver con la dificultad de encontrar un reemplazo para Guzmán. El presidente consultó al ex ministro Roberto Lavagna y también a los gobernadores peronistas, sin obtener una respuesta clara. “Cualquier cambio debe tener sustento político. Hay que pensar en el apoyo”, señala otro miembro del gabinete. “Lo importante es no dejarse apurar”, sostiene, como respuesta a los funcionarios que le exigen velocidad al presidente como forma de mostrar poder.
Dentro del ala albertista del gabinete ven que el anuncio de Guzmán, sin un corolario de funcionarios que salieran a sostenerlo, pareció un intento apurado de dar respuesta al número de inflación que se avecinaba. Evalúan que es necesario un instrumento de uso rápido, como el fideicomiso del trigo o el cierre de exportaciones de los frigoríficos que no respetaban los 7 cortes, más que una ley que necesita un difícil consenso en Diputados.
En el Gobierno creen que abril mostrará un índice de inflación más bajo que marzo. Sostienen que la última semana de mes pasado dio señales de desaceleración de los precios. Destacan el fideicomiso del trigo, los precios cuidados, las tasas altas y la menor emisión como medidas que se están implementando en esta “guerra” contra la inflación. “No es para festejar, pero está bajando”, remarcan.
Por Gimena Fuertes para Tiempo Argentino
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