Gabriel Martino, ex ceo del HSBC, que jugó fuerte en los años de Cambiemos y terminó saliendo de la filial local tras la derrota, le acerca empresarios al alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larrata y lo ayuda en su sueño presidencial. Desencanto con Macri Blanco Villegas.
Como buena parte del establishment, quedó decepcionado por la nefasta gestión económica de la alianza de derecha Cambiemos, pero su sentido de pertenencia al espacio no lo alejó de la militancia política. El ex presidente del banco HSBC, Gabriel Martino, sigue jugando cada vez más fuerte en las filas de la oposición y apuesta a que en 2023 haya un PRO puro en el sillón de Rivadavia.
Aprovechando los años de amistad y vínculo estrecho, acentuó en los últimos días su trabajo con el alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larrata, como una especie de celestino empresario que le acerca CEOs para ir preparando el terreno de un candidato que reconstruya el malestar empresario con el macrifascismo.
Por pedido de la entidad, Martino salió de la filial local del banco británico cuando Cambiemos sufrió una derrota electoral ante el Frente de Todos, en 2019. En general, las empresas y cámaras suelen cambiar sus cabezas y conducción para emparejarse a los microclimas políticos, pero el caso de “El Pájaro”, como le dicen sus amigos, fue diferente. Ya venía en una firme participación indirecta en el régimen de Macri Blanco Villegas, que lo quiso en algún momento como su ministro de Economía. Y eso precipitó su mudanza fuera del país en los albores del Gobierno de Alberto Fernández. Luego, armó un fondo de inversión llamado BFL Invest, con el que aún trabaja.
Martino fue, junto al ex presidente del Banco Santander, Enrique Cristofani, uno de los dos banqueros que supieron hablarle al oído al hijo bobo de Franco Macri, quien los consideraba de confianza y de su círculo íntimo. Fueron los que lo bancaron, aún cuando el establishment ya había sepultado sus chances políticas. Fueron, además, quienes le recomendaron hacer migas con sectores de los unicornios, además de haber sido consultados por los temas vinculados a la deuda y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En los años de Cambiemos, fueron olvidadas las causas de presunto lavado de activos de clientes privados del HSBC de Ginebra, y Martino -ya lejos de esas cuestiones- volvió al ruedo como una de las caras conocidas de los eventos corporativos, como hombre de referencia del sector financiero bancario.
Por ahora, cuentan que su tarea, sin cargo formal, no tiene que ver con los consejos económicos y que no tiene diálogo con Hernán Lacunza, el cerebro económico de la campaña de Rodríguez Larrata hacia la presidencia en 2023. Lacunza, último ministro de Economía de Macri Blanco Villegas, hace tiempo maneja lo hilos económicos del larratismo.
Contaron desde el entorno del alcalde que quiere mostrar un perfil menos financiero y asociado a la economía especulativa. Cortando con la dinámica histórica del domador de reposeras, que edificó su poder económico apoyado en los bancos, la deuda, y lejos de las fábricas y el consumo interno de los sectores medios y bajos.
Martino es muy activo en redes sociales y no esconde su oposición al Gobierno de Alberto Fernández. "Ya no tiene que hacer equilibrio como antes", comentó con algo de pimienta uno de sus viejos conocidos, recordando la fachada en los años del kirchnerismo. Los que lo frecuentan dicen que el banquero entiende que el futuro de Juntos por el Cambio no está en Macri Blanco Vilgas sino en Rodríguuz Larrata, y que trabaja con ese objetivo, colaborando por fuera de cualquier cargo formal.
Fuente: nota de Leandro Renou para Página/12
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