El ministro de Ambiente busca el apoyo de John Kerry -el hombre de Biden para el cambio climático- para convencer al Fondo que contemple una reducción de la deuda a cambio de impulsar energías limpias.
El condicionamiento de acceso a financiamiento internacional a cambio de compromisos de reducción en las emisiones de carbono no es nuevo. El Acuerdo de Paris y otros compromisos ambientales de aspiración transnacional, como los que aplica Europa, hace años que viene transitando esa senda.
Pero un sector del Gobierno argentino quiere explorar una novedad: vincular compromisos ambientales a una reducción de la deuda externa que está en cabeza del FMI.
El ministro de Ambiente, Juan Cabandié, es quien empuja la introducción de ese capítulo en las negociaciones que Martín Guzmán tiene con el organismo que preside Kristalina Georgieva. Una línea en la que cuenta con algún acompañamiento del influyente asesor presidencial, Gustavo Béliz.
El argumento central de Cabandié es considerar a las economías de desarrollo medio y bajo, como es el caso de Argentina, acreedores ambientales, por ser los países desarrolados los mayores responsables del calentamiento global. Así fue entendido por la comunidad internacional cuando en la caótica Cumbre de Copenhague se decidió constituir un fondo de 100 mil millones de dólares para financiar la transición energética de combustibles fósiles a energías limpias a partir de aguas y vientos.
Sucede que pasaron treces años de Copenahue, vino el Acuerdo de Paris que supuestamente lo perfeccionó, pero el fondo nunca se constituyó. De ahí la idea de acreedores ambientales.
"Argentina debe en lo financiero pero le deben en lo ecológico", suele repetir en cuanta oportunidad se le presente, Juan Cabandié, ministro de Ambiente de la Nación.
Bajo esa lógica se despliega la idea de proponerle al FMI deducir del monto total de la deuda una cuota parte que se destine a financiar medidas de implementación hacia la transición energética.
La deuda con el organismo suma más de 45 mil millones de dólares. Lo que se propone es que el Estado argentino invierta 10 mil millones en energías renovables y que ese gasto se descuente de la deuda total con el organismo.
En concreto, en Ambiente apuntan a la construcción de parques eólicos, gracias al aporte tecnológico de la recién estatizada Impsa, especializada en la fabricación de los gigantescos molinos de viento que generan energía.
Una línea de acción que según afirmaron fuentes del Gobierno, cuanta con el decidido respaldo de Béliz, uno de los vínculos más aceitados que tiene Alberto Fernández con el Gobierno del demócrata Joe Biden.
John Kerry, enviado de la Casa Blanca para el Cambio Climático |
La mención no es casual. Cabandié apuesta a una respaldo de la Casa Blanca, de peso decisivo en el FMI, para avanzar con su propuesta. Y para ello trabaja el respaldo de John Kerry, enviado espacial de Biden para coordinar a nivel planetario acciones que mitiguen el cambio climático, que tuvo su momento de exposición global durante la cumbre de abril pasado.
"Cabandié tiene diálogo flluido con John Kerry", confirmó una fuente al tanto de las conversaciones. Kerry describió a la próxima década como decisiva para frenar las consecuencias más catastróficas del cambio climático y pidió acelerar los esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. "Aunque muchos países se han comprometido a eliminar las emisiones netas de carbono para 2050, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático dice que las emisiones deben reducirse en al menos un 40% para fines de la década para mantener las temperaturas bajo control", advirtió.
Desde la teoría, se entiende la lógica de la propuesta de Cabandié de apelar a Kerry para que convenza a la Casa Blanca de interceder en favor de la Argentina en el FMI.
Sin embargo, el tema por ahora no esta sobre la mesa de negociaciones que lidera Guzmán. "La política ambiental argentina no tiene ninguna incidencia en la negociación de la deuda", señalaron las fuentes.
"La gravedad del calentamiento global requiere de medidas urgentes. Necesitamos políticas que innoven para garantizar el financiamiento que requiere dejar de quemar carbón", afirmaron desde el Ministerio de Ambiente.
El ministro incluso cree que ante el supuesto cambio de paradigma global -que correría el eje de lo económico a lo ambiental-, tanto la política energética (hoy bajo la órbita de Martin Guzman), tanto como la cuestión del agua (hoy bajo la órbita de Gabriel Katopodis) deberían ser competencia de su cartera.
Por Luciana Glezer para La Política Online
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