En el Gobierno lo estudian para las legislativas en la ciudad y en la provincia de BuenosAires. Un mensaje de Cristina para que no rivalice con Kicillof.
El ministro Guzmán le tomó el gustito a la política y ya empezó a mostrarse no solo como ministro y negociador ante el FMI, sino como candidato ante dos posibles electorados: el bonaerense y el porteño.
Él mismo comentó días atrás en una comida con un importante dirigente de la coalición oficial que le estaba gustando la política.
El potencial electoral de Guzmán, luego que protagonizara el único éxito nítido del primer año de gestión de Alberto Fernández, ya había empezado a analizarse en los círculos de decisión del oficialismo. Lo que cambió es que ahora es el propio ministro el que se muestra interesado por la posibilidad de sumarle a su trayectoria técnica un recorrido político.
Si bien por ahora Guzmán no manifiesta interés en ser candidato en las legislativas del año que viene, lo cierto es que con dos años de residencia en la ciudad de Buenos Aires podría presentarse como diputado nacional por la CABA o bien, por ser platense, también podría competir en provincia.
Un importante dirigente del peronismo porteño afirmó que Guzmán "puede ser un candidato interesante más adelante, pero no el año que viene".
Así y todo, cuando Cristina el viernes en el acto en el Estados Unico de La Plata, ponderó a Kicillof como el "único" ministro de Economía que llegó a gobernar la provincia de Buenos Aires, una parte del espacio peronista lo leyó como un error no forzado al olvidarse de Antonio Cafiero.
Pero otra parte, lo interpretó como una sutil advertencia para que Guzmán no rivalice con Kicillof en la provincia.
El sábado, Guzmán acompañó a Matías Lammens a un acto en Barracas en el que ambos ministros repasaron los resultados de "Clubes en Obra", el programa que está mejorando la infraestructura de más de 1100 clubes de barrio y 55 polideportivos municipales de todo el país.
Lejos de los trajes con corbata y de las reuniones con acreedores, Guzmán vistió la casaca de "el Lobo" y exploró un perfil público distinto al que lo caracteriza como ministro de Economía, además de un discurso más coloquial y barrial, casi en las antípodas de los tecnicismos monocordes habituales en él. Pero lo más curioso es que su equipo de comunicación filmó la visita y editó un video que no tiene nada que envidiarle a los clásicos spots de campaña de los candidatos.
Lammens fue el último candidato a jefe de gobierno porteño y, fuentes cercanas, confirmaron que está a gusto en el Ministerio de Deportes y entusiasmado con la proyección nacional del cargo que desempeña por lo que no encabezaría la lista legislativa del año que viene. Esto supone un vacío de nombres con peso propio y más caudal que algunos históricos de la lista peronista porteña como Filmus o el senador Mariano Recalde, quien hoy también formó parte del acto.
En el acto, mediante una videoconferencia con dirigentes deportivos de todo el país, los ministros evaluaron la apuesta a mejorar la infraestructura deportiva de proximidad: "Tomamos la decisión política de que los clubes sean el corazón de nuestra gestión deportiva", afirmó Lammens.
"Los clubes de barrio son el lugar donde se crece, se vive, se conecta, donde se generan ilusiones, donde se generan ambientes de paz, positivos para la tranquilidad mental, para crecer mejor", agregó un desconocido Guzmán, pero que en la intimidad de Olivos reconocen como un muy buen jugador de fútbol.
El programa "Clubes a la obra" inyectó $ 1158 millones para hacer mejoras edilicias en 1141 clubes ubicados en 580 municipios de todo el país.
"Este programa va a continuar, está presupuestado en el programa 2021 y la intención es que continúe durante todo nuestro período de gobierno y más allá", agregó Guzmán. En efecto, en el Presupuesto 2021 que se presentó en el Congreso se prevén 1500 millones para el programa.
No parece casualidad que del encuentro en el Club Barracas, hayan participado dirigentes de las distintas líneas del peronismo porteño: Estuvieron la camporista Paula Penacca, la peronista María Rosa Muiños y el albertista Claudio Ferreño.
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