Lo hicieron a través de un documento que lleva la firma de la Comisión Permanente del Episcopado. Así, la jerarquía eclesiástica ratificó su oposición a la sanción de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) y hacen una dura crítica a la dirigencia política que la impulsa. “Es un golpe a la esperanza”, afirman.
La cúpula de la CEA: de izquierda a derecha, Carlos Malfa (Secretario General), Mario Poli (Vicepresidente 1º), Oscar Ojea (Presidente) y Marcelo Colombo (Vicepresidente 2º) |
Con el saludo navideño como pretexto, los obispos católicos reafirmaron su decidida oposición a la iniciativa oficial de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) y, en un documento que lleva la firma de la Comisión Permanente del Episcopado, afirman que “la opción política pasó a ser una incompresible urgencia, una febril obsesión por instaurar el aborto en la Argentina, como si tuviera algo que ver con los padecimientos, los temores y las preocupaciones de la mayor parte de los argentinos”.
El documento lleva por título “¿Por qué no renovar la esperanza?” y fue acordado en el marco de la reunión remota de la Comisión Permanente que se celebró la semana anterior. Allí los obispos afirman -en directa relación con el tema del aborto- que “en las últimas semanas el panorama se ha ennegrecido” por la señalada “urgencia” en lograr la aprobación legislativa de la despenalización, advirtiendo a su vez que “otra cosa sería defender los derechos humanos de los débiles de tal manera que no se los neguemos aunque no hayan nacido”.
Si bien la voluntad de emitir el pronunciamiento había trascendido desde semanas atrás, los obispos prefirieron postergar la difusión del documento a la espera del avance legislativo del proyecto de legalización del aborto y hasta consensuar internamente el tono de la declaración que se difundió ahora cuando todo indica que el Senado tratará la sanción de la ley el próximo 29 de diciembre. El documento episcopal se suma a una serie de “acciones pastorales” que consistirán en actos litúrgicos y jornadas de oración encabezadas por los obispos que se iniciarán el próximo 26 de diciembre con una misa concelebrada en la basílica de Luján y que será presidida por la Comisión Ejecutiva en pleno encabezada por el presidente de la Conferencia Episcopal, Oscar Ojea, obispo de San Isidro.
“Para quienes esperan empezar un año mejor, esta agenda legislativa no les trae esperanzas”, afirman los obispos y subrayan que “hay miles de cuestiones sanitarias y sociales a resolver que requieren toda nuestra atención: desde los problemas de la vacunación hasta la cantidad de personas muy enfermas que este año no han recibido adecuada atención médica, pasando por las mujeres que sufren violencia o no tienen un trabajo digno”, Sin embargo, remarcan que “lo que se les ofrece en este momento duro e incierto es el aborto, y eso es un golpe a la esperanza”.
En otro párrafo del documento de dos páginas, la Comisión Permanente dice que “esta Navidad nos encuentra en un momento histórico donde necesitamos una ardua reconstrucción: de las fuentes de trabajo, de la educación, de las instituciones, de los lazos fraternos”, porque “muchas cosas se han roto y necesitan ser sanadas” y “es momento de agradecer al pueblo argentino su paciencia, su cooperación, su resistencia”.
Los obispos señalan que “en un año difícil como el que vamos terminando, queremos ayudar a fortalecer la esperanza” y “esta fiesta (de Navidad) también nos hace pensar en la dignidad de cada vida, nos recuerda cuánto vale un ser humano”. Recuerda también la jerarquía eclesiástica que “el Papa Francisco quiso insistirnos en este punto en su última encíclica, de modo que la pandemia no nos deje iguales sino que nos vuelva más apasionados para defender toda vida: la vida de un anciano, de un discapacitado, de un enfermo, de un niño por nacer”.
En el documento emitido con motivo de la Navidad los obispos señalan que “este tiempo se convierte en un fuerte llamado a la solidaridad, al cuidado mutuo, a ser capaces de ponernos al hombro las penas de los demás”. Y parafraseando al Papa Francisco en su reciente encíclica Fratelli tutti recuerdan que para el pontífice solidaridad es “pensar y actuar en términos de comunidad” y también “es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales” porque “entendida en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia”.
En la misma línea, los obispos católicos piden que “la pandemia no nos impida imaginar y soñar un país más humano y fraterno” porque “una sociedad de hermanos acompaña a todos” y, citando nuevamente a Francisco, “para que puedan dar lo mejor de sí, aunque su rendimiento no sea el mejor, aunque vayan lento, aunque su eficiencia sea poco destacada” y “cuando se convierte en solidaridad, la fraternidad es más que una idea romántica”, insisten.
Más allá de estas consideraciones, los obispos finalizan su mensaje navideño diciendo que “no obstante, confiamos en el bien que habita en el pueblo, en esa tierra fértil que son los corazones de los argentinos, capaces de elegir la vida y la fraternidad más allá de todo. Y los creyentes confiamos en Dios, fuente infinita de esperanza, porque él nos dice: 'Me invocará, y yo le responderé. Con él estaré en la angustia y lo libraré' (Sal 91:15)”.
Por ese motivo, agregan que "confiando en ese amor seguimos caminando, porque, como nos dice Francisco, ‘la esperanza es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a grandes ideales que hacen la vida más bella y digna. Caminemos en esperanza’”.
Por Washington Uranga para Página/12
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