Uno de los principales problemas para encarrilar la protesta planteada en la Policía Bonaerense es la falta de una conducción unificada que permita llevar adelante un diálogo. Algo que quedó al desnudo tras la invitación realizada por el Presidente. A ello se suma el uso político que buscan sectores opositores y mediáticos que apuestan a multiplicar el conflicto.
El secretario general de la presidencia, Julio Vitobello y el
vocero presidencial, Juan Pablo Biondi, con uno de los policías
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Alrededor de las 17 de ayer, el vocero presidencial, Juan Pablo Biondi, salió a la puerta de la Residencia Presidencial e invitó al diálogo al grupo de policías bonaerenses que mantienen la protesta en Olivos pero, tras pedir por "alguien que sepa hablar", los manifestantes se negaron a entrar a la quinta de Olivos, enredados en las diferentes posiciones que les impiden hasta ahora presentar voceros unificados que permitan encauzar el conflicto.
La excusa formal que presentaron se pareció a una provocación guionada por los habituales operadores mediáticos: "Solo vamos a entrar con las cámaras de la televisión".
"El petitorio ya está entregado y se está esperando que se resuelva", dijo uno de los manifestantes que aparecieron frente a los periodistas tras rechazar la invitación, sin reconocer el anuncio del Gobierno bonaerense de un inminente aumento salarial.
Otro vocero espontáneo, el capitán Sandro Amaya, aseguró que la protesta en Olivos no era para ser recibidos por el presidente sino porque "alguien nos tiene que escuchar".
"Nosotros queremos que nos reciba el gobernador Axel Kicillof o el ministro de Seguridad, Sergio Berni. Ayer estuvimos en Puente 12 y nadie nos recibió", describió Amaya.
Ante la consulta de por qué decidieron no aceptar la invitación oficial, Amaya, en diálogo con C5N, dijo que "sin las cámaras no vamos a entrar. Porque quiero que entren, quiero que escuchen todos".
Quiénes son algunos de los "voceros"
El capitán Sandro Amaya, imputado en una causa por drogas |
Mientras tanto, frente a otra decena de cámaras de televisión, otro de los manifestantes se quejaba: "Sale el sindicato de Camioneros a parar el país y le dan lo que quieren. Los maestros salen a protestar y enseguida arreglan, entonces, ¿cómo es el tema? Acá lo único que se pide es que se respete el petitorio".
Inmediatamente se conoció que el capitán Amaya está en disponibilidad preventiva, imputado en una causa que lleva adelante el Juzgado Federla Nº 2 por violación a la ley de drogas.
Amaya no es la excepción, buena parte de los autodenominados voceros de la protesta se trata de retirados o exonerados de la fuerza, acusados de la comisión de los más diversos delitos. Otra parte son militantes de Juntos por el Cambio que buscan aprovechar el descontento policial para horadar la gobernabilidad.
Uno de ellos fue el oficial Mariano Alderete, que se explayó por televisión sobre el impacto que le había causado a los policías la prisión domiciliaria de Lázaro Báez, a la que, demostrando que no entiende un carajo de nada, llamó "liberación".
Alderete es un conocido seguidor de María Eugenia Vidal, que hasta festeja los cumpleaños de Miauricio Macri Blanco Villegas en su cuenta de Twitter.
Otro vocero, que lució su uniforme camuflado en Puente 12, es el capitán Mariano Díaz, que participó de un motín en el Grupo Halcón y está actualmente en disponibilidad.
Ante semejante variedad de "voceros" y la falta de una verdadera representación de los reclamos de los policías, surge la dificultad oficial para encarrilar algún tipo de diálogo que sirva para superar la situación.
El presidente Alberto Fernández junto al gobernador Kicillof decidieron convocar a los intendentes, tanto oficialistas como opositores, para fijar una posición común frente al desafío.
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