La empresa se niega a reducir el número de trabajadores en actividad. El sindicato de azucareros denuncia que la fábrica no protege a los operarios y los obliga a viajar amuchados y hasta parados. “Todos los puestos de trabajo son esenciales para el adecuado funcionamiento”, dicen desde la firma.
En Jujuy, la mitad de los contagios de coronavirus informados el domingo fueron de trabajadores del ingenio Ledesma. La provincia registró 134 nuevos casos, 69 de ellos ocurridos en la empresa de la familia Blaquier. A pesar de esta crítica situación, la dirección del ingenio se niega a reducir el número de trabajadores en actividad, como reclama el sindicato de azucareros. También se opone a que los mayores de 60 años tomen licencias. Su argumento es que “todos los puestos de trabajo son esenciales para el adecuado funcionamiento” de la compañía.
En el gremio advierten que la peor situación la están llevando quienes trabajan en el campo, debido al modo en que viajan. “Los que manejan los tractores y cosechadoras, los que se ocupan de voltear las cañas y cargarlas en camiones, así como los mecánicos, son llevados a trabajar en trailers, por caminos internos de la empresa desde localidades que deberían mantenerse aisladas. Viaja una persona pegada al lado de la otra, a veces incluso parados”, describió Rafael Vargas, titular del Sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar, sobre lo que considera el mayor foco de contagios. El departamento de Ledesma es el más comprometido de la provincia, y la empresa acumula ya nueve trabajadores muertos. Siete reconocidos como víctimas de Covid-19, otros dos que fallecieron sin que se les realizara el test.
El sábado, Miguel López, concejal del PTS-FIT en Libertador San Martín, la principal ciudad del departamento de Ledesma, denunció que Lote Paulina, el último campamento rural que queda en la empresa, tuvo 18 nuevas personas contagiadas, que fueron sacada “de manera abrupta” por la policía para ser llevadas a aislamiento.
En Lote Paulina viven unas 350 personas, que son cosechadores golondrina que realizan tareas de campo durante 6 o 7 meses al año. En el campamento hay mucha preocupación porque siguieron compartiendo espacios como contactos estrechos mientras hasta que se produjeron dos muertes, según señaló López. Recién luego de los fallecimientos Ledesma accedió a dar una licencia a los mayores de 60 años.
En otras áreas del grupo no lo ha implementado, asegura el sindicato. La empresa incluso retacea la información sobre cuántos empleados tiene mayores de 60 años. Desde el gremio, Vargas dice que muchos casos quedan a la vista porque la obra social recibe muchos de esos casos con pedidos de una derivación para ser internados. El mismo problema están teniendo con los trabajadores que tienen enfermedades preexistentes, que la empresa minimiza para no darles licencia.
“La producción de alimentos es una actividad esencial y con este argumento Ledesma no acepta ni licenciar a todos los mayores de 60 ni a los trabajadores con enfermedades preexistentes. Sobre muchos de ellos podemos demostrar sus dolencias con sus historias clínicas, ya que se atienden en la obra social”. Para Vargas, la epidemia avanzó muy fuerte porque se privilegió mantener los niveles de producción. “En Ledesma, esto se nos complica por la contaminación ambiental: entre el bagazo y los químicos usados en la producción del papel, en la zona tener un problema respiratorio es lo más frecuente”.
La empresa fue denunciada penalmente por mandar a trabajar a empleados con síntomas. Su respuesta a la presentación de la demanda judicial fue retirarse, ofendida, del Comité Mixto Operativo de Emergencia, espacio desde el que se intentaban mejorar las condiciones de higiene.
La situación tiene tanta gravedad que hasta la seccional local de la UATRE, el sindicato fundado por el Momo Venegas, pidió al Ministerio de Trabajo que se interrumpa la producción para higienizar los lugares de trabajo. Entre las actividades de la empresa agroindustrial está la producción de frutas, como la naranja y pomelo, y jugos. Sus trabajadores, peones rurales, viajan en el mismo tipo de trailers que los cosecheros y la UATRE también ha señalado la falta de protocolos adecuados.
Por Laura Vales para Página/12
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