La gestión de Miguel Gutiérrez acumuló una caída de la producción del 10% y un endeudamiento que superó en 2,9 veces el flujo de ingresos.
Más allá de la inédita crisis que sufrieron todas las petroleras del mundo a partir del desplome de precios en el marco del coronavirus, el histórico rojo de $ 85.000 millones que reportó YPF en su último balance esconde un deterioro que se fue acumulando en los cuatro años de la administración anterior.
Con una inversión que se ubicó un 50% por debajo respecto a la registrada durante la gestión Galuccio, en el último Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, la producción de petróleo se redujo un 10% entre 2016 y 2019, cuando justamente en el período anterior había crecido en la misma proporción.
El cambio de rumbo fue todavía más brusco en el caso del gas, donde se pasó de un crecimiento del 29% entre 2012 y 2016 a una merma del 9% entre 2016 y 2019.
Como agravante, cabe destacar que en este lapso la producción total de gas subió un 9,69%, lo que marca que la petrolera de bandera fue cediendo participación de mercado en beneficio del resto de las empresas.
En este sentido, jugó un rol clave la planificación de la Resolución 46, el plan gas que ideó el macrifascismo que dejó afuera a YPF y le pagó al resto -especialmente a la petrolera de Techint- unos 7,5 dólares el millón de BTU, más del doble del precio de mercado.
Los problemas de la empresa también se hicieron presentes en el Downstream, el corazón del negocio de la compañía. Curiosamente, la actualización del precio de los combustibles corrió muy por detrás del resto de los precios de la energía incluso cuando el valor del Brent saltó un 141% hasta el pico de 82 dólares que se vio en septiembre del 2018.
"Mientras las tarifas de electricidad aumentaron un 1802% y las de gas un 108%, los combustibles, que son la fuente de ingreso más importante que tiene YPF, aumentaron un 34% en dólares. Para decirlo fácil, hubo una decisión política de beneficiar a ciertos sectores amigos en desmedro de la empresa nacional de energía", destacaron fuentes del Gobierno.
Este cuadro se vio profundizado por la decisión de correr el foco de YPF hacia negocios no tradicionales como la generación eléctrica y hasta rubros más alejados de la industria como la distribución de monopatines, estrategia liderada por el hermano de Marcos Peña Braun por la que recibió facturas que promediaban los 50 mil dólares.
Ante la merma de ingresos, el agujero fue cubierto por un acelerado endeudamiento que llevó la relación deuda sobre Ebitda (ganancias antes del pago de impuestos y amortizaciones) a 2,9 veces y obligó a una renegociación para estirar el perfil de vencimientos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario