En una carta que destila odio contra el Gobierno nacional, el ex hijastro de Flavia Palmiero criticó que tanto Nicolás Maduro como Miguel Díaz-Canel lleguen al país para concurrir a la cumbre de la CELAC, en otro intento por boicotear la cumbre internacional. "Vergüenza es haber condenado al país a volver al FMI después de recibirlo desendeudado", respondió Santiago Cafiero.
"Vergüenza"; "el peor gobierno de la historia de la democracia de nuestro país". Con esos calificativos (y muchos más) Miauricio Macri matuvo su modo hater, al criticar al Gobierno argentino por recibir a los presidentes de Venezuela y Cuba en la próxima cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Lo hizo, otra vez, vía redes sociales, en una carta en el que consideró que a fin de este año "este gobierno terminará". La respuesta del Ejecutivo no tardó en llegar: "Vergüenza es haber condenado al país a volver al FMI después de recibirlo desendeudado", expresó Santiago Cafiero
En su comunicado -titulado Vergüenza y Esperanza- la persona que está detrás del Facebook de Miauricio Macri apuntó por la llegada de Nicolás Maduro y Miguel Díaz-Canel al país. "La inmensa mayoría de los argentinos sentimos vergüenza de que nuestro país se asocie con otros donde hay persecución, tortura, narcoterrorismo, presos políticos y elecciones fraudulentas que se burlan de la democracia", expresó. En particular, sobre Venezuela, en la carta se considera que en el país sudamericano se sufrió "el éxodo más grande de la historia de América Latina".
En esa línea el domador de reposeras, que sigue rascándose los huevos en la Patagonia en un viaje que se extiende por más de un mes, calificó tanto a Maduro como Díaz-Canel como "dictadores", y estimó que "su bienvenida no la organizamos nosotros los argentinos, sino un gobierno que languidece en su mediocridad".
Al momento de su posteo, varios internautas recordaron que sus críticas al presidente de Cuba radican en su rol de opositor al gobierno nacional, al mencionar un encuentro con el mandatario cubano en 2018, en el que lejos de confrontar, el retrasado mental elogiaba los avances de la gestión de Díaz Canel.
La cumbre de Díaz Canel y Macri tuvo lugar en septiembre de aquel año, en la sede de la ONU en Nueva York. Meses atrás, Marcos Peña Braun -por ese entonces, mano derecha del idiota confeso- viajaba a La Habana para afianzar relaciones con el país en cual, ahora, Macri considera que se rige por un dictador.
La presencia de estos dos líderes -Díaz Canel y Maduro- y la posible asistencia del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, que finalmente no vendrá, generó el rechazo de la oposición que durante toda la semana previa se encargó de provocar un escándalo para tratar de boicotear el encuentro mediante repudios y denuncias.
Tras la carta de Macri, desde Casa Rosada recogieron el guante para hacerle frente a las críticas del retrasado mental. "Vergüenza es haber condenado al país a volver al FMI después de recibirlo desendeudado. Argentina paga tu inoperancia. CELAC es un foro soberano y amplio. El multilateralismo implica debatir sin exclusiones y sin negar las diferencias para mejorar los vínculos entre los pueblos", sentenció el canciller Santiago Cafiero.
Modo hater
Macri aprovechó la carta también para dar su vaticinio sobre las elecciones presidenciales, que incluyeron varios de sus latiguillos repetidos para criticar al gobierno nacional. "Antes de fin de año este gobierno terminará. Las urnas decidirán tener un gobierno que respetará la ley y las instituciones de la democracia, que protegerá las libertades, que desterrará la agresión mafiosa como metodología, que no presionará a la oposición, a la prensa o los jueces. Nunca más le daremos la bienvenida a los dictadores", expuso.
Pero no genera novedad el modus operandi opositor del unico expresidente que se presentó y no alcanzó una reelección presidencial. Veinticuatro horas antes, en una charla en Bariloche, el pelotudo evitó dar precisiones sobre candidaturas aunque lanzó que “el próximo presidente va a ser del PRO” y se esmeró en disfrazar de virtud la superpoblación de procaces y radicales ambiciosos de cargos al afirmar que la coalición opositora de ultraderecha Juntos por el Cambio “tiene tantos buenos dirigentes que vamos a tener que organizar una competencia (para dirimir candidaturas), demostrándole a los argentinos que compitiendo se puede ganar”. “Yo estoy, no me fui nunca”, se incluyó en la lista, y aclaró que ocupará “el lugar que piense que mejor voy a aportar”.
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