La medida tuvo consenso de multinacionales que dependen de otras negociaciones con el Gobierno, pero se rebelaron algunos locales como Molinos, Ledesma y Arcor, que le pusieron letra a un comunicado incendiario y marcaron la cancha.
La Secretaría de Comercio, aún con desprolijidades en la instrumentación, buscó y aún busca el consenso para poner en práctica un congelamiento de precios amplio en el corto plazo. Pero la salida de la medida vía una Resolución unilateral se precipitó luego de que al menos tres pesos pesados nacionales del consumo se alzaran en armas contra la iniciativa. Como pocas veces ocurre, buena parte de las multinacionales se mostraron más negociadoras, por un vínculo diferente que tienen con el Gobierno, y los proveedores locales decidieron no ceder y jugar fuerte.
Una hora antes de la reunión que mantuvieron el martes el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, con el titular de la Coordinadora de Productores de Alimentos (COPAL), Daniel Funes de Rioja, esa entidad dio a conocer un comunicado avisando que no apoyarían ningún congelamiento, que el sector no es responsable del alza de precios y hasta deslizó posibles judicializaciones de la medida.
Detrás del texto aparecieron las plumas de las empresas Ledesma, Molinos y Arcor, que tienen buena parte del mercado de alimentos y le rehuyen al control de aumentos. Si bien Funes de Rioja está en línea con el rechazo a este tipo de decisiones, el comunicado fue, según confiaron fuentes privadas, una marcada de cancha al presidente de COPAL. "Si va a entrar a negociar a una reunión, que sepa que nosotros queremos lo que expresamos en el texto", apuntó una fuente de las entidades que se oponen.
Esos mismos grandes proveedores les avisaron en las últimas horas a los supermercaos chinos, a los grandes y a los mayoristas que no si no les reciben la mercadería al precio anterior al congelamiento, no les van a vender y, además, les quitarán bonificaciones vigentes.
En la otra esquina se pararon firmas como Unilever y otra multis de limpieza y bebidas, que marcaron un perfil más negociador. Es que las multinacionales dependen de otro nexo con el Gobierno: una relación que tiene que ver con conseguir dólares para importaciones y, además, cumplir con los dictados de la casa matriz, que suelen ser más ordenados en la manera de plantear las cosas.
No es la primera vez que los dueños nacionales juegan fuerte y marcan la cancha. El ejemplo inmediatamente anterior, también tiene a Funes de Rioja en el eje. Cuando asumió la presidencia de la Unión Industrial (UIA), Techint presionó con ahínco para que la casa industrial virara a un perfil más combativo. Tanto que la “T” vetó en las listas de elecciones a candidatos negociadores, para cerrar una mesa chica que hoy monopolizan, precisamente, casi las mismas firmas que se expresaron contra el congelamiento. Así, Funes, quedó en medio de un tironeo interno no solo en COPAL, sino también en la UIA y en el nexo con el Ejecutivo.
Tan radical fue el comunicado de COPAL que, según contaron los presentes, en la reunió, con Feletti, Funes de Rioja casi que se disculpó por el tono y aseveró que “habría sido un error”. Entre los rebeldes, y siempre más allá de la efectividad o no de los congelamientos, hay dos habitués: la azucarera Ledesma, que vende un producto muy masivo y demandado, pero con márgenes de ganancia bajos; y Molinos, que tiene una tradición de prácticas contrarias a los pedidos oficiales. El caso más paradigmático es cómo los sufrió Miauricio Macri Blanco Villegas.
En agosto del 2018, la infame administración de la alianza de derecha Cambiemos, de juego casi en tándem con los privados, le condonó a la empresa de los Pérez Companc una deuda de 70 millones de dólares con la AFIP, en concepto de gravámenes por exportaciones. Se hizo a través de un decreto. Una semana después de esa firma, y en medio de una disparada del tipo de cambio, el propio hijo bobo de Franco Macri convocó a dueños de alimenticias a la Quinta de Olivos. Les pidió allí “colaboración para no trasladar el alza del dólar a precios”. Unas horas antes, Molinos ya había pasado a los supermercados listas con subas de hasta el 17 por ciento en todos sus productos. El que evitó contar ese detalle fue Amancio Onetto, director de la empresa, que se sentó con Macri Blanco Villegas en la mesa de Olivos.
Fuente: nota de Leandro Renou para Página/12
No hay comentarios.:
Publicar un comentario