La ministra de Educación porteña equiparó los bares y las aulas al defender el pedido de vuelta a la presencialidad en las escuelas porteñas en plazas y espacios públicos elevado a la cartera nacional de Nicolás Trotta.
Soledad Acuña, defendió ayer la propuesta presentada por el régimen de la CABA a las autoridades nacionales para un regreso parcial a clases presenciales "de forma cuidada, en el espacio público" en el distrito y señaló que, "así como los bares, las escuelas también sacan las mesas a la calle".
"Estamos convencidos de que, después de seis meses, los chicos y chicas necesitan el contacto con sus pares y sus docentes, volver a la presencialidad de forma cuidada en el espacio público, como propusimos al ministro de Educación de la Nación", remarcó Acuña en declaraciones radiales.
En ese sentido, la funcionaria porteña comparó la reciente apertura de bares con mesas en las veredas con la propuesta para volver a la presencialidad en las escuelas: "Así como los bares, las escuelas también sacan las mesas a la calle".
La ministra de Educación porteña presentó el martes a su par de Nación, Nicolás Trotta, un proyecto alternativo al que había sido rechazado que llama al regreso de las clases presenciales para tres grupos de edades de niños y otra para adultos.
"Propusimos sacar a las mesas de las aulas a la calle e hicimos cuatro propuestas en particular en ese sentido porque creemos que hay que volver de a poco a la presencialidad para quienes más lo necesitan", explicó Acuña.
Al respecto, la ministra de Educación refirió que se encuentran trabajando con el área de Transporte de la CABA "para planificar cortar calles y que las clases sean dos horas, dos veces por semana".
Los cuatro casos en los que la cartera educativa de la ciudad de Benos Aires propuso el regreso de clases en plazas de los 48 barrios porteños son para "los 6.500 chicos que abandonaron la escuela, a quienes propusimos hacer apoyo escolar en plazas de la Ciudad, donde hay más de 300 cerradas y son seguras", indicó.
A su vez, el proyecto apunta al grupo de niños de primer grado quienes, según aseguró Acuña, tuvieron que aprender a escribir y leer en sus casas con sus mamás y papás, sin un docente.
"Para los más chicos, propusimos hacer espacios de lectura en esas plazas cerradas, que son seguras y para los de quinto y sexto, que terminan el ciclo y tienen que pensar un proyecto de vida", agregó.
Otra cuarta propuesta de regreso a la presencialidad es para los adultos que estaban estudiando en institutos terciarios, como gastronomía, y "tienen sus prácticas que necesitan ser evaluados, para ellos proponemos hacerlo en espacios públicos, porque es gente que necesita el título para trabajar".
Además de gastronomía, podrán hacer sus prácticas y exámenes los alumnos de nivel superior y formación profesional de turismo, actividad física y deporte, realización y producción televisiva, y fotografía, tanto de gestión pública como privada.
Según informó ayer el régimen porteño, tanto los talleres de lectura para chicos de primer grado como el apoyo escolar para los alumnos que perdieron contacto con el colegio y los que están terminando quinto y sexto año de secundaria será para escuelas públicas y las privadas que así lo pidan.
Para los talleres de lectura como los de apoyo escolar, el plan propone llegar a todos los barrios utilizando una plaza en cada uno de ellos, en el horario de 9 a 12 horas, con grupos de 10 personas formados por ocho estudiantes y dos docentes, además de un representante del Ministerio que se ocupará de organizar el ingreso.
La asistencia será de dos veces por semana y todos los alumnos deberán mantener el distanciamiento, usar alcohol en gel y tapabocas y los docentes deberán llevar también máscaras.
En cambio, para los estudiantes secundarios, las clases serán sobre la calle donde funciona la escuela, que serán cortadas en el horario de 10 a 12, y los alumnos asistirán dos veces por semana.
En el caso que la escuela se encuentre sobre una avenida, la propuesta contempla cortar una calle alternativa para instalar allí los pupitres.
El régimen capitalino estima que el programa podría alcanzar a 13.158 alumnos de 170 escuelas públicas y otros 17.344 de 349 colegios privados.
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