La presidenta de facto culpó a Evo Morales y su ex aliado Carlos Mesa por la presión para que se hagan las elecciones a pesar del colapso sanitario.
Acorralada por la presión política de la oposición y sus ex aliados, la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, finalmente promulgó la ley que establece el llamado a elecciones generales para el próximo 6 de septiembre, a pesar de que el país atraviesa una severa crisis sanitaria por el coronavirus.
"Nunca he tenido ningún interés en prorrogar mi gestión", afirmó Áñez, que asumió en noviembre pasado -golpe de Estado mediante- con la misión principal de convocar a elecciones para designar al sucesor de Evo Morales, pero -según denuncian sus detractores- aprovechó la pandemia para mantenerse en el poder y demorar el llamado a las urnas, tras el aplazamiento de los comicios previstos para inicialmente para el 3 de mayo. "La única razón por la que acepté hablar de la postergación era para evitar riesgos a la salud de la gente", argumentó.
La ley para llamar a elecciones el 6 de septiembre había sido acordada por todos los partidos políticos con el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y aprobada a principios de mes por el Senado, dominado por el MAS de Morales. Pero la semana pasada Áñez informó que no promulgaría esa ley si el Parlamento no presentaba un informe epidemiológico que le garantizara que el coronavirus estará controlado en septiembre.
La decisión generó una ola de críticas internas -y también en el exterior- y empezó a generar especulaciones sobre un deseo de la rubia con raídeces teñidas de negro de esperar un clima político más favorable para convocar a las urnas. Hoy la presidenta interina está tercera en las encuestas detrás del masista Luis Arce y su ex aliado Carlos Mesa.
Áñez responsabilizó a sus detractores por las posibles consecuencias sanitarias de realizar los comicios. "Quiero pedir a Morales, Arce y Mesa que asuman con valentía la responsabilidad que tienen al haber exigido con tanta insistencia que haya elecciones en plena pandemia", arengó. El ex presidente Mesa le respondió que ella no será una mera "espectadora" y deberá hacerse cargo de las medidas de prevención.
El llamado a elecciones provocó una feroz reacción de parte de otro ex aliado de Áñez, el líder cívico de Santa Cruz de la Sierra, Luis Camacho, quien pedía demorar los comicios hasta el año próximo. "Además de irresponsable, es usted cobarde al querer deslindar su responsabilidad", fustigó. "Nos obligará a todos a elegir entre votar o morir", agregó. Camacho rompió con Áñez desde que ésta anunció su intención de ser candidata presidencial, algo que había prometido no hacer.
Más allá del anuncio de la tilinga derechosa y las repercusiones, en el régimen boliviano todavía especulan con la realización de los comicios. "Posiblemente no podamos ni ir a las urnas. Yo creo que la agenda tiene que marcarla la epidemia", opinó el jefe nacional de Epidemiología.
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