El juez federal Martínez de Giorgi lo aclaró en un documento de la causa. El allanamiento a Jorge José Bacigalupo, misterioso custodio de las copias de los cuadernos que ahora es sospechoso de sobreescrituras y enmiendas.
Un documento judicial reconoce por primera vez, oficialmente, que los cuadernos cuya autoría es atribuida a Oscar Centeno, el ex militar devenido en remisero y chofer del ex funcionario kirchnerista Roberto Baratta, fueron adulterados.
Se identifica como sospechoso de haber realizado esas adulteraciones al ex policía y reivindicador de la última dictadura Jorge José Bacigalupo, un ex amigo de Centeno a quien le entregó supuestamente los originales de los manuscritos para que se los cuidara.
El domicilio de Bacigalupo, en el barrio porteño de Colegiales, fue allanado la semana pasada por orden del juez Marcelo Martínez de Giorgi, quien señaló que “no puede descartarse una posible participación del nombrado en las alteraciones y/o modificaciones de los manuscritos cuestionados, cuya sospecha habilita a indagar en la recolección de otras pruebas válidas para el éxito de la investigación”.
Martínez de Giorgi tiene a su cargo una causa en la que el empresario Armando Loson detectó correcciones, raspaduras, tachaduras, sobre escrituras y borratinas en las fotocopias de los cuadernos. Unas dos mil, aproximadamente. Y sólo en relación con él; el peritaje privado buscó exclusivamente lo que tuviera que ver con Loson y se desinteresó por el otro medio centenar de empresarios que aparecen mencionados en la Causa Cuadernos.
“En este proceso se investiga la posible adulteración o modificación de los escritos originales asentados en algunos de los cuadernos que sirvieran de prueba en la causa 9608 del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N°11, Secretaría n°21”, describió Martínez de Giorgi y, enseguida, expresó que “ello fue corroborado, inicialmente, a través del peritaje scopométrico realizado por este Juzgado, sobre las copias digitales de aquellos a los que pudo acceder por autorización del Tribunal Oral Federal Nº 7, ante el que tramita aquella causa”.
El estudio encargado por el juzgado fue realizado sobre copias digitalizadas de alta definición provistas por el tribunal que tiene asignado el juicio oral por la Causa Cuadernos. Pero no sobre los originales de esos cuadernos, que están guardados en una caja fuerte y nadie, absolutamente nadie ha podido acceder a ellos. Sobre las copias –reconoció el juez- “se establecieron algunos borrados, sobreescrituras y enmiendas que modificaban los originales”.
Nunca antes un juez había reconocido con tanta claridad y contundencia que el principal elemento de prueba de la Causa Cuadernos está adulterado.
Pericias sobre los cuadernos
En esa misma sintonía, la resolución judicial explica que “a modo de continuación del trámite de este proceso, y con el objeto de establecer la identidad del autor de aquellas modificaciones de las escrituras originales, el pasado 6 de diciembre de 2022 se ordenó practicar un examen pericial caligráfico, tomando como indubitables los elementos digitales aportados por el Tribunal Oral, los que fueron confrontados con aquellos pertenecientes a Hilda Horovitz, y a Jorge José Bacigalupo, quien habría sido la persona que tuvo en custodia los cuadernos originales”.
Hilda Horovitz es la ex esposa del chofer Centeno. Una consecuencia del desamor y la disputa económica que con frecuencia sobreviene a esas rupturas fue el origen -formal, claro- de la Causa Cuadernos. La sospecha de una operación de inteligencia siempre sobrevoló al expediente.
Martínez de Giorgi explicó que “las conclusiones a las que recientemente arribó el personal de la División Scopometría de la Policía Federal Argentina, descartó la intervención de Hilda Horovitz, sobre los manuscritos. Sin embargo, en lo que atañe a Jorge José Bacigalupo, los especialistas no pudieron afirmar con certeza ni descartar su intervención”.
Los expertos de la Policía Federal expresaron que “si bien se han advertido entre los grafismos indubitables del Sr. Jorge José BACIGALUPO y las escrituras individualizadas como labores de agregados y enmiendas ciertas similitudes de relevancia pericial, al no cumplir cabalmente los patrones genuinos con los requisitos intrínsecamente indispensables para la correcta y eficiente valoración, sumado a las limitaciones expuestas para el material dubitado aportado en soporte digital, las mismas resultan insuficientes en calidad y en cantidad para determinar categóricamente si corresponden o no al puño escritor del nombrado”.
Por eso le allanaron la casa. Fueron a buscar desde la lista del supermercado hasta manuscritos de cualquier tipo que permitan un análisis más amplio y asertivo respecto de si fue él o no quien sobrescribió los cuadernos.
¿Eso significa que el contenido de los cuadernos previo a las correcciones sobre las que está investigado Bacigalupo era real? Tampoco. Otro peritaje encargado sobre tres cuadernos demostró que fueron escritos de un tirón, en una misma secuencia, pese a que tenían anotaciones que correspondían a días diferentes.
El documento firmado por Martínez de Giorgi esconde otro dato llamativo. Bacigalupo es un oficial retirado de la Policía Federal. Y, según la AFIP, vive de ese ingreso exclusivo: “La Administración Federal de Ingresos Públicos señala que Bacigalupo no tiene otros registros laborales -ni del sector público, ni privado- cuya información permitiría acceder y contar con indubitables para elaborar conclusiones determinantes en el examen pericial caligráfico”.
Por Néstor Expósito para Tiempo Argentino
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