Vecinos de Monte Castro, ubicado entre los barrios de Villa Devoto y Floresta, reclaman por la normalización del suministro eléctrico. Desde el apagón masivo del primero de marzo, padecen un servicio inestable que les impide a los comerciantes de la zona trabajar y a los vecinos vivir con normalidad.
La ola de calor lleva 14 días. Las jornadas agobiantes de sol, la alerta roja del pronóstico, las temperaturas extremas conquistaron la escena y llevaron la pregunta sobre el clima de la charla insípida de ascensor a la agenda pública. Marzo de 2023 rompió dos veces el récord histórico de temperatura establecido en 1906: el jueves 2 el termómetro ascendió a 38°C y el sábado 11 subió a 38,8°C. Esto repercute en los consumos energéticos y, por añadidura, en los cortes del suministro eléctrico.
Monte Castro, un barrio delimitado por las calles Baigorria, Joaquín V. González, Juan Agustín García, Lope de Vega, la avenida Álvarez Jonte e Irigoyen, encerrado entre Floresta y Villa Devoto, es testigo de lo que pasa cuando las familias dependen de la energía eléctrica. El corte de luz es irregular: manzanas enteras que conjugan fases con luz, fases sin luz, tensiones bajas, tensiones sobrecargadas, intermitencias. Los vecinos apuntan que los vaivenes se pronunciaron a partir del miércoles primero de marzo, cuando un apagón masivo afectó a veinte millones de personas en la ciudad y la provincia de Buenos Aires y en varias provincias del país.
Diego trabajó, en marzo, un día y medio de un total de nueve días hábiles. Es odontólogo y tiene un consultorio en la avenida Segurola, a media cuadra del cruce con la avenida Álvarez Jonte. “No puedo hacer absolutamente nada en mi trabajo. Toda mi atención es electrodependiente. No puede hacer una extracción o un tratamiento de conducto sin luz”, retrata. Desde ese primer corte masivo, volvió a tener luz todo el lunes 6 y hasta las cinco de la tarde del martes 7. Después, solo intermitencias en los fines de semana que se enteró por voz de los vecinos.
Se lo contó Alicia, que vive en un edificio de ocho pisos ubicado en la calle Lascano entre Sanabria y Segurola. “Desde noviembre nos vienen cortando la luz sistemáticamente. Ahora es todos los días: si no es una fase, es la otra. Tenemos una bomba de agua monofásica que funciona pero no podemos poner la trifásica”, cuenta. En su edificio, donde vive una persona electrodependiente, dejaron de usar el ascensor hace veinte días porque, cuando funciona, temen no llegar a destino antes de que se vuelva a cortar la luz. “El sábado se quedó una persona atrapada en el ascensor porque no sabía que, acá, la luz va y viene”, dice.
Como el consultorio de Diego y el edificio en el que vive Alicia también están los comerciantes de la zona: librerías, solarium, barberías, óptica, un supermercado que tuvo que tirar comida hasta que consiguió el respaldo de un generador eléctrico, una heladería en la esquina de la avenida Álvarez Jonte y el pasaje Bombay que tiene las persianas bajas desde principio de mes y que debió desperdiciar sus productos, y un estudio jurídico. El corte se extiende cuadras y cuadras: llega hasta Villa Devoto, continúa por Floresta.
María trabaja en ese estudio jurídico ubicado en Segurola 2091. “El estudio funciona 90% con electricidad por las computadoras, porque la puerta es eléctrica por seguridad. Tuvimos que trabajar sin aire porque la luz era intermitente y venía con baja tensión, los aires y las computadoras se apagaban. Nos perjudicó en temas de escritos porque ahora Tribunales es todo vía online. Tuvimos que correr días de atención porque como somos un estudio jurídico previsional y trabajamos con gente mayor es inhumano tener a gente de 60 años para arriba encerrada con este calor en un lugar sin ventilación ni aire acondicionado”, reporta.
Esteban es otro comerciante de Monte Castro, otro vecino afectado por los cortes de luz. Su comercio integra el rubro gimnasio y estética. Lleva acumulados quince días de un suministro de luz inviable. “Tengo el local cerrado y demorado el pago del alquiler porque no me entra plata. El suministro que entregan es pasado de potencia o por debajo, y mis equipos, por una protección energética, no encienden”. Lo mismo le pasa a Valeria, encargada de un centro de bronceado y pilates. “Hace 18 días que estamos sin luz. O no tenemos o cuando vuelve, nos da un golpe de tensión. Además de no tener facturación, tuvimos pérdidas grandes: no me anda ninguna fase, y me quemaron la luz de emergencias, los tubos de luz, la computadora y el aire acondicionado”.
Los vecinos ya no saben qué hacer. Dicen que tener con intermitencias o con baja tensión es lo mismo o peor a no tener. “Hay manzanas donde hay una casa sí, una casa no, es salteado. Así alternadamente, en todo el barrio. En la cuadra donde estoy, sobre Segurola, toda la cuadra entera está sin luz”, remarca Diego, el odontólogo. De Edesur no obtuvo respuestas. Hizo reclamos por WhatsApp, donde recogió una respuesta automática y lo llamó una máquina para preguntarle si le había regresado el suministro, y por SMS, donde ni siquiera le contestaron.
Así como hay zonas de Monte Castro con un suministro energético defectuoso desde comienzo de mes también se registran situaciones similares en Mataderos, Flores, Caballito, Villa Devoto, Villa Luro, y otros barrios porteños, que derivan en protestas con cortes de calles y avenidas. El viernes 10 de marzo, un grupo de personas subió a la General Paz a la altura de la avenida Emilio Castro, en el barrio de Mataderos, para cortar las dos vías del tránsito en reclamo a nueve días sin luz.
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