Centenares de personas se encuentran desde el sábado atrapados en el cruce fronterizo entre Mendoza y Chile. El relato de los pasajeros de dos micros que están atrapados en la nieve, donde hay chicos menores de edad y adultos mayores.
Pasan las horas y la desesperación entre los centenares de personas que están varados en una ruta de la Cordillera de Los Andes, entre la Argentina y Chile, cada vez es mayor.
Desde las 14 del sábado, al menos 300 vehículos quedaron atrapados a unos pocos kilómetros del Paso Internacional Cristo Redentor. Casi 24 horas después, ninguno de los viajeros pudo ser rescatado hasta el momento.
Autos, micros y camiones conforman lo que parece una “interminable” fila de luces en el medio de la nada blanca. Dentro de los vehículos, personas con una preocupación cada vez mayor y sin recibir respuestas por parte de las autoridades que puedan proveer algún tipo de rescate. Después de casi un día, comenzó a acabarse la disponibilidad de alimentos y agua potable, mientras que las condiciones climáticas tampoco ayudan.
“En este momento está nevando fuerte. El termómetro del micro nos está marcando -20º. Ya la desesperación se nota”, le explicó mediante un diálogo en WhatsApp Carla Cabrera, una joven estudiante argentina que viaja de Mendoza a Santiago de Chile junto a su madre.
Carla tiene 28 años y es argentina; su madre, Matilde Arteaga de 66 años, es chilena. Ambas viven en el centro de la ciudad mendocina de Las Heras y se trasladaban el sábado a Santiago para que Matilde pudiera realizar un trámite en su país natal. Para eso, abordaron un micro de la empresa Nevada, que hace traslados diarios y constantes entre las dos ciudades chilena y argentina.
En este momento, Carla y su madre se encuentran varadas dentro del ómnibus junto a otros 43 pasajeros y a los dos choferes de la compañía. Dentro del ómnibus hay nueve niños menores de 8 años a bordo y también hay varios adultos mayores.
“Gracias a Dios todavía estamos todos bien. Ayer (por antes de ayer) por la tarde, dos chicas sufrieron ataques de pánico, a la hora de la siesta, pero las contuvimos y ya están mejor”, explica Carla.
Por el momento, hay una tranquilidad tensa dentro del ómnibus. Los choferes mantienen de a ratos el motor encendido para poder calefaccionar el interior del mismo, mientras que con el pasar de algunas horas, los dos conductores se turnan para limpiar la nieve de los neumáticos y los parabrisas.
Uno de los choferes es Pedro Hernández, un chileno que trabaja como conductor de ómnibus desde hace décadas y que relata no haber vivido una situación así en la ruta nunca.
“Yo llevo entre 30 y 35 años arriba de estas rutas y nunca viví algo así. No puede ser que hayan pasado tantas horas y todavía no hayamos recibido una comunicación sobre cómo nos van a rescatar o qué tipo de ayuda podemos recibir”, afirmó .
“Nosotros estamos a unos 4 o 5 kilómetros del paso de Cristo Redentor y a unos 2 km de Las Cuevas, el último pueblo del lado argentino antes de entrar en la Cordillera. No sé de cuántos vehículos estamos hablando, pero por lo que se ve desde aquí parece que hay unos 500, entre autos, ómnibus y camiones”, agregó.
Hasta el momento, desde el micro de la empresa Nevada se informó que la única asistencia que recibieron fue durante la madrugada, cuando llegaron a pie cuatro paramédicos del Ejército Argentino para tratar a todas las personas que necesiten asistencia médica.
“No nos pudieron dar precisiones sobre cuándo nos venían a rescatar. Respecto a la comida y el agua, hubo una persona que vino directamente de Las Cuevas para darnos algo de comer y tomar. Dijo que él estaba acostumbrado a problemas climáticos de este tipo”, explicó Carla.
De todos modos, las dos principales preocupaciones de los varados corresponden a la alimentación e hidratación y al combustible de los vehículos, clave para que puedan mantenerse encendidos y suministrar la calefacción necesaria.
“A nosotros ya se nos acabó el agua caliente en el bus. Sólo tenemos lo que cada pasajero ha traído para beber y comer. Por ahora, tenemos comida y agua pero no sabemos hasta cuándo la tendremos”, completó Carla.
A unos metros de ese colectivo, hay otro ómnibus, de la empresa Cata Internacional, que se encuentra en una situación similar. En ese transporte viaja el diseñador de indumentaria chileno Camilo Albanez, quien publicó en su cuenta de instagram historias en las que relató el drama vivido dentro del vehículo.
“Acá hubo gente que se desmayó por la madrugada. Por suerte no estamos tan en pánico, pero ya hace un montón que no tenemos comida ni agua. Necesitamos que nos ayuden o nos den una respuesta. El bus está congeladísimo por fuera”, afirmó Albanez.
“Desde Defensa Civil nos dijeron que tengamos paciencia, que ya nos van a venir ayudar. Pero han pasado muchas horas y todavía no recibimos ninguna ayuda. Les pedimos que al menos nos traigan agua y comida”, completó.
Otra de las preocupaciones es la ventilación de los transportes. Debido a la escasa apertura de puertas y ventanillas en medio del frío extremo, hay riesgo de acumulación de monóxido de carbono en los interiores de los vehículos.
Uno de los cuestionamientos que hacen especialmente los choferes de los camiones y los micros es cómo se habilitó el camino cuando desde meteorología se sabía que iba a ocurrir una tormenta de nieve. Por el momento, el Gobierno argentino anunció el cierre del paso de Cristo Redentor hasta que las condiciones climáticas mejoren de manera ostensible.
En tanto, según se informó desde la Jefatura de Fronteras, hasta el momento se logró evacuar a 117 personas del lado argentino. Se encontraban varadas entre la Curva de La Soberanía y Las Cuevas. Allí trabajaron efectivos de Gendarmería, la Patrulla de Rescate de la Policía de Mendoza y efectivos de Vialidad Nacional.
En las próximas horas acudirán al lugar máquinas para limpiar la nieve e intentar despejar los caminos lo suficientemente como para que los vehículos puedan abandonar el lugar.
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