jueves, 26 de mayo de 2022

En una homilía menos crítica que lo esperado, Poli se refirió a las tensiones políticas y pidió por las familias a las que les falta el pan

El cardenal abogó ante Alberto Fernández una “Argentina fraterna”. No hubo críticas al rumbo económico pese a los temores previos del Poder Ejecutivo pero sí cuestionamientos a las divisiones.



El cardenal Mario Poli fue menos duro de lo que esperaban en Casa de Gobierno en su homilía del tedeum por el 25 de mayo. Si bien pidió en varias ocasiones por una “Argentina fraterna” y apuntó a la ética que deben tener los gobernantes, no hubo mensajes directos sobre el rumbo económico del Gobierno como se temía en la previa.

“Cuando el pan falta en tantas familias es cuando más tenemos que pensar en el prójimo y en sus necesidades básicas: educación, salud y justicia”, aseguró. Fue quizás la frase más contundente. Lo escuchaban el presidente Alberto Fernández, sus ministros, diputados y otras autoridades jerárquicas, entre ellos el alcalde de la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larrata.

Sí pareció haber un mensaje dirigido a la interna que divide al Frente de Todos y a las peleas políticas entre el oficialismo y la oposición cuando el arzobispo habló de “tensiones que parecen repetir crueles enfrentamientos”. También cuestionó “los enfrentamientos para conservar intereses propios”.

“En medio de las tensiones que parecen repetir crueles enfrentamientos, el Papa nos dice con sus gestos del buen samaritano que la existencia de cada uno de nosotros está ligada a la de los demás, la vida no es tiempo que pasa, sino tiempo de encuentro”, aseguró.

Alberto Fernández llegó a la Catedral caminando desde Casa Rosada. Minutos antes había compartido un desayuno con sus funcionarios. En un breve contacto con la prensa pidió por la unidad de los argentinos. “Depende de cada uno de nosotros”, planteó.

La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner no estuvo en el Tedeum. Viajó el martes al sur con su hijo Máximo Kirchner. Ayer a la mañana, difundió un mensaje en redes sociales en el que habló de “los momentos tan difíciles” que atraviesa el país.

Fernández participó este año por primera vez del tedeum de la Catedral Metropolitana. En 2020 y 2021 -pandemia mediante- había evitado escuchar el mensaje de Poli en vivo. Este año pensaba en viajar a la Antártida, pero el Ministerio de Defensa desaconsejó la excursión por las condiciones meteorológicas. 


En ese momento se iniciaron negociaciones entre la Casa Rosada y la Iglesia que parecen haber dado sus frutos porque la homilía no fue tan dura como ha ocurrido en otros momentos. En 2019, por ejemplo, el arzobispo le pidió Miauricio Macri un gran pacto nacional dejando de lado los intereses sectoriales para atender los problemas del país.

Como es de costumbre, el mandatario estuvo sentado en soledad, delante de las dos columnas de bancos donde se sentaron el resto de los presentes. Fernández vistió con una camisa blanca y una corbata celeste, en referencia a los colores patrios, y con un barbijo blanco con la bandera argentina sobre su perfil izquierdo.

La grieta estuvo presente en el oficio religioso y así quedó reflejado en las imágenes. De un lado del pasillo se sentaron los miembros del gobierno nacional; del otro, los representantes de la ciudad de Buenos Aires, quienes se organizaron especialmente para que en todas las filas hubiera hombres y mujeres. En el ala peronista, recién en el séptimo banco se pudo ver a la portavoz Gabriela Cerruti, detrás de los ministros -en su totalidad hombres-. Carla Vizzotti, Elizabeth Gómez Alcorta y Vilma Ibarra estuvieron ausentes por distintos motivos.

“La democracia, que nos sostiene como cuerpo social organizado en instituciones, da lugar a la fraternidad pero además requiere de la ética, la bondad y la solidaridad, la honestidad, el diálogo siempre beneficioso para el acuerdo y el compromiso por el bien común de todos. Sin estos valores que dan fundamentos a la vida social, surgen enfrentamientos entre hermanos, de unos con otros para preservar sus propios intereses”, enunció Poli en uno de los pocos fragmentos de su discurso en los que escapó al contenido estrictamente religioso.

“Me animo a decir que no nos cansemos de promover el bien, la justicia, la paz, cuidando de transmitir a las actuales generaciones de niños y niñas, adolescentes y jóvenes, sobre todo, los valores más auténticos y el acerbo cultural que nos identifica. Para que ejerzan el derecho de saber que hay futuro y razones profundas para seguir viviendo y amando en nuestra patria. Confiamos a las buenas manos de las familias y de la educación pública este deseo cordial. Dios bendiga a todos los que convivimos en la nación argentina y ¡Viva la Patria!”, fue el cierre del discurso del cardenal.

Luego de escuchar las palabras de la autoridad eclesiástica, el presidente Fernández se acercó al cardenal y le susurró durante el saludo de despedida: “Firmo cada una de las palabras que usted dijo”. Por su parte, Poli le obsequió un Rosario al mandatario con el pedido de que lo cuelgue en la cuna de Francisco, el hijo del presidente y de Fabiola Yáñez que nació el 11 de abril.

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