Ante la revelación del ex canciller británico Alan Duncan de que el exfuncionario macrista estaba borracho cuando suscribieron el acuerdo, también serían convocados a declarar otros testigos del hecho. La ironía que incluye la apertura de la investigación.
La Cancillería argentina no perdió el humor a raíz de la revelación del ex ministro británico de que Carlos Foradori, ex vicecanciller del macrifascismo, estaba en estado de ebriedad cuando firmó el acuerdo con Alan Duncan. En el pedido a la Dirección de Sumarios para que inicie un expediente de investigación, en la última línea dice, con toda la ironía del mundo, “se adjunta embebibo” aquel comunicado del pacto Foradori-Duncan.
En realidad, en la Cancillería creen que Foradori hubiera firmado todo eso aún estando sobrio, dado que el abyecto régimen de Miauricio Macri no sólo quería hacer buena letra con Estados Unidos, el Reino Unido y el establishment de la derecha internacional, sino que la canciller Susana Malcorra ya aspiraba a la secretaría general de las Naciones Unidas y hacía gestiones para que Londres no la vetara. Al final, perdió en esa carrera.
El caso del comunicado Foradori-Duncan tendrá ahora un sumario y ya cuenta, desde hace tres años, con una denuncia judicial de la abogada Valeria Carreras por traición a la patria. Sucede que a partir del acuerdo se dictó el decreto 602 del hijo bobo de Franco Macri que autorizaba vuelos desde San Pablo a Malvinas, con escala en Córdoba.
Fue en ese momento, en 2019, que el fallecido fiscal Jorge Di Lello, imputó a Miauricio Macri y otros cuatro funcionarios Guillermo Dietrich, Juan José Aranguren, Gustavo Lopetegui y Jorge Fourie porque el texto no tenía el visto bueno del Congreso Nacional.
Una denuncia del pacto Foradori - Duncan que duerme en Inodoro Py
Como todos los que van contra el macrifascismo, el expediente duerme en Inodoro Py. En su momento, el Frente de Sindicatos Aeronáuticos Unidos denunció que el acuerdo significaba la entrega de soberanía a empresas aéreas y gobiernos extranjeros dado que, obviamente, los vuelos los hacía Latam y se les permitían frecuencias diarias directas desde cualquier país, salvo una vez por semana. La ruta sigue vigente pero los vuelos no se concretan desde que empezó la pandemia.
En el sumario, la lógica es que citen a declarar al propio Foradori, que en su contacto con la revista Declassified UK, que publicó textos del libro de Duncan, negó la versión. “Es fantasiosa”, alegó.
No se puede descartar que un ex canciller británico, de tradición imperial, trate de presentar a los funcionarios argentinos como borrachines. Por lo cual habrá que averiguar la verdad: es posible que se convoque a choferes o a otros integrantes del grupo que fue a la embajada del Reino Unido en Buenos Aires.
En cualquier caso, la bodega del edificio no parece una sede aceptable para ningún encuentro en el que un diplomático argentino se reúna con un canciller británico, haya estado borracho o sobrio. En los ambientes diplomáticos y periodísticos siempre se supo que el embajador de Londres, Mark Kent, invitaba generosamente a periodistas alineados con su Graciosa Majestad y parece que también a funcionarios de distintos rangos de la Cancillería. Las habilidades de Kent lo llevaron ahora a ser el director ejecutivo de la Scotch Whisky Association.
Por su parte, Foradori sigue siendo embajador aunque sin embajada. Está en su casa con el sueldo de los embajadores, 930.000 pesos, aunque ya gestionó su jubilación de 960.000 pesos. El hombre fue un protegido del radicalismo que, aun así, trató de bajarle el tono sosteniendo que aquel comunicado Foradori-Duncan no fue un acuerdo. Sin embargo, en el texto, en especial en la parte referida a Malvinas, se repiten las palabras “se acordó” en cinco oportunidades, incluyendo las que le dieron el ok al Reino Unido para la explotación de la pesca y el petróleo.
Fuente: nota de Raúl Kollmann para Página/12
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