La socióloga había revelado las consecuencias sociales de la política neoliberal del menemismo. Fue una de las figuras intelectuales más importantes de las ciencias sociales en Argentina y América Latina. Investigó los cambios demográficos en el país y el impacto de las políticas de ajuste.
“¡Que se vaya a lavar los platos!”, dijo el entonces superministro de Economía, Domingo Cavallo, en septiembre de 1994. El exabrupto sexista -que quedó en la historia como sinónimo de ajuste económico y menosprecio hacia la mujer- estaba dirigido a la socióloga y demógrafa Susana Torrado, investigadora del Conicet y profesora universitaria, quien había advertido que el aumento de la desocupación era consecuencia directa de las políticas neoliberales del gobierno del turco mufa.
Torrado, una de las figuras intelectuales más importantes de las ciencias sociales en Argentina y en América Latina, murió en la misma ciudad en la que nació, fecha que ocultaba “por coquetería”, como cuenta el editor Daniel Divinsky, que publicó en Ediciones de la Flor ese gran clásico de la socióloga, Estructura social de la Argentina (1945-1983), un texto de lectura obligatoria en todas las carreras de ciencias sociales del país.
Licenciada en Sociología por la Universidad de Buenos Aires (UBA) en 1963, Torrado inició su vida académica como asistente del Instituto de Sociología de la UBA, dirigido entonces por el “padre fundador” de la sociología en Argentina, Gino Germani, inmigrante italiano expulsado por el fascismo, a quien identificaba como uno de sus maestros, junto con José Luis Romero y la socióloga panameña Carmen Miró. Sus principales filiaciones teóricas estaban en el materialismo histórico y el pensamiento de Pierre Bourdieu. Viajó a París, donde se doctoró en 1970 en la Ecole Pratique des Hautes Etudes de la Université de París, con una tesis sobre la evolución demográfica en la Argentina entre 1870 y 1960. Después residió en Montreal (Canadá), donde trabajó como profesora de demografía, y entre 1971 y 1978 vivió en Santiago de Chile, donde fue funcionaria del Centro Latinoamericano de Demografía (CELADE), y se destacó por desarrollar los estudios de las clases sociales en América Latina.
El golpe de Pinochet la alejó de Chile y decidió regresar a Buenos Aires en 1979. A partir de la recuperación democrática, Torrado participó activamente en la reapertura de la carrera de sociología de la UBA, que había sido cerrada por la dictadura cívico militar. La socióloga inició la cátedra de Demografía Social en la Facultad de Ciencias Sociales, materia de la que fue Profesora Titular Regular hasta 2006, cuando fue nombrada Profesora Emérita; en paralelo fue designada directora de la carrera de Sociología durante la gestión de Francisco Delich al frente de la UBA. Mucho antes de volverse famosa por la frase de Cavallo, quien la llamó, encolerizado, “esa mujer”, Torrado fue protagonista de un momento luminoso de reorganización y actualización de la carrera de Sociología.
Que Cavallo la mandara a lavar los platos marcó un antes y un después en la vida pública de la socióloga. “Era una situación muy especial, un científico se animaba a contradecir lo que nadie discutía, y encima una mujer. La gente joven del Conicet lo tomó como un insulto a los científicos, más allá de Susana Torrado. A la vez era el Conicet el que venía a señalarle a Cavallo las consecuencias de su modelo económico. Para él resultó insoportable, por eso buscó todas las formas posibles para desacreditarnos”, planteaba Torrado en una entrevista con Página/12.
“Me acuerdo de un acto muy bueno que llamamos ‘Enseñándole al ministro’, que funcionó como una radio pública en Plaza de Mayo frente a la ventana de su despacho del Ministerio de Economía; recuerdo que estuvo Pérez Esquivel y otra gente, vino mucha gente a la Plaza y se habló de política, de ciencia y de libertad académica”, agregaba.
La socióloga publicó Familia y diferenciación social. Cuestiones de método (1998, Eudeba), donde sistematizó sus desarrollos metodológicos en torno del estudio de las familias, los hogares y la fuerza de trabajo; Historia de la familia en la Argentina moderna (1870-2000) (2003, Ediciones de la Flor); Población y bienestar en la Argentina del primero al segundo Centenario. Una historia social del siglo XX (2007, Edhasa), un compendio, en dos tomos, de las transformaciones sociodemográficas de la población del país a través de un conjunto de artículos propios y de especialistas; La herencia del ajuste. Cambios en la sociedad y en la familia (2004, Capital Intelectual) y El costo social del ajuste (Argentina 1976-2002), editado en dos tomos (2010, Edhasa).
Varias generaciones se formaron con sus clases en la UBA, en el Instituto de Altos Estudios Sociales (IDAES) de la Universidad Nacional de General San Martín; en el Programa de Posgrado de Ciencias Sociales y en Políticas Sociales de Flacso; y en el Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES), entre otros. Torrado fue distinguida con el Premio “Reconomiento a la trayectoria” de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires y con el Premio Bernardo Houssay a la Trayectoria en Investigación Científica y Tecnológica (SECYT, 2003).
De la mano de una pionera como Torrado, el estudio de la demografía resultó fundamental en la vida de la sociedad. Las ciencias sociales están de luto.
Fuente: nota de Silvina Friera para Página/12
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