Desde el Gobierno Nacional aseguran que la semana que viene enviarán el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional al Congreso. El presidente considera que superado ese escollo, el 2022 será un buen año y que el país va a crecer. Por ahora, dicen, no está pensando cambios de gabinete en lo inmediato.
Desde el Gobierno nacional aseguran que la semana que viene enviarán el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional al Congreso y esperan que esa herida abierta por el macrifascismo en 2018 empiece, de a poco, a cicatrizar.
El presidente Alberto Fernández comenta a sus colaboradores más cercanos que siente que la deuda heredada con el FMI "es una tortura", pero cree que el acuerdo al que está por llegar con el organismo es "el mejor posible" y significará una salida.
Fernández, en su fuero interno, considera que 2022 será un buen año, que el país va a crecer y que una vez cerrado el entendimiento con el Fondo y pasados los peores momentos de la pandemia, podrá pasar la página. Y por ahora, dicen, no está pensando cambios de gabinete.
El mandatario volvió muy optimista del viaje por Rusia y China y se concentra en la tarea que tiene por delante: resolver el gran problema de la inflación, que es una de las mayores preocupaciones de los argentinos en la actualidad. Por otra parte, su agenda de problemas a resolver incluye el ordenar el frente interno, que se convulsionó con la renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque oficialista en Diputados, aunque comienza a haber señales de unidad.
Durante los últimos 15 días el mandatario participó de las conversaciones con el FMI de forma personal y estuvo reunido en reiteradas ocasiones -tanto en Casa Rosada como en la Quinta de Olivos- con el ministro de Economía, Martín Guzmán. Juntos revisaron una y otra vez el texto "fino" del acuerdo. Ya con esa etapa cerrada y con la aprobación del board -que esperan que llegue en los próximos días- el titular de la cartera será el encargado de presentar el acuerdo de forma personal en el Congreso y desde su entorno aclararon que lo hará "con todos los detalles".
El Congreso
Sobre los votos que se necesitarán para que el entendimiento sea aprobado, según las cuentas que hacen cerca del Presidente el acuerdo va a salir. Más allá de lo que pase con los legisladores de La Cámpora, consideran que "sería el colmo que la oposición no acompañe".
Fernández confía en los gobernadores, los define como sus aliados. En ese sentido no le preocupan los dichos del presidente del bloque en el Senado, el formoseño, José Mayans, -que pidió "más detalles" antes de sentar postura- porque recuerda que el gobernador de Formosa, Gildo Insfran, dijo el miércoles pasado en un acto público que el acuerdo al que se llegó "es el mejor posible".
El frente sindical también parece estar resuelto para el presidente que se reunió durante los últimos días con sindicalistas, como Hugo Moyano, que le reiteraron el apoyo al acuerdo con el Fondo.
La renuncia de Máximo
El "albertismo" tiene una mirada crítica con respecto a la renuncia de Máximo Kirchner y advierten que la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, siempre estuvo al tanto de las negociaciones y que nunca expresó que no se debía pagar. Es más, cerca del presidente consideran que "no pagar los vencimientos no era una opción", porque "entrar en default con el Fondo te convierte inmediatamente en un paria para el mundo".
Además, agregan que un escenario de esas características hubiera sido imposible con tan pocas reservas en el Banco Central. Por caso, los colaboradores presidenciales resaltan que lo primero que Vladimir Putin hizo cuando Fernández llegó al Kremlin fue felicitarlo por el acuerdo. Lo mismo hizo el presidente chino, Xi Jinping e incluso el presidente francés, Emmanuel Macron, que lo llamó por teléfono.
Con la que habló poco es con CFK. La última vez fue desde Beijing. Algunos esperaban que la vicepresidenta lo llame al Presidente tras su declaración en Inodoro Py, a la que Fernández decidió ir de forma personal. En su entorno comentan que fue él quien le dio la idea de que sus jefes de gabinete declaren en la causa por la obra pública en Santa Cruz.
Unidad
Las posturas con respecto al Fondo son diversas dentro del Frente de Todos y la renuncia de Máximo cayó como "una bomba" al presidente y su entorno. Sin embargo, pasado el terremoto, durante los últimos días hubo señales de unidad. Kirchner, en su rol de presidente del PJ bonaerense, se reunió con intendentes y ministros albertistas y el mandatario también volvió a retomar su vínculo con el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, al que llamó "Wadito" durante un acto en Tecnópolis. Fernández considera que el episodio de las renuncias debe quedar definitivamente en el pasado.
"Pongámonos a laburar. Cada uno sabe lo que hizo, pero ahora hay que seguir adelante porque tengo la certeza de que la unidad no se va y no se puede romper", le escuchan decir a Alberto los que llegan a él con ideas de echar leña al fuego en la interna. De todos modos, de cara al 2023, el albertismo insiste con la idea de que lo mejor será ir a una gran PASO para dirimir en las urnas los debates.
Monitoreo
Otro de los grandes cuestionamientos que se hicieron dentro del Frente de Todos desde los sectores más ligados al kirchnerismo es el rechazo a las visitas trimestrales que enviará el FMI para realizar monitoreos. Cerca del mandatario consideran que son inevitables y que serán 10 durante los próximos dos años y medio. El problema, claro, será lograr cumplir esas metas. Sobre la inflación dicen que desde el FMI no piden que haya bajas abruptas, sino que se habla de "un sendero de reducción". Agregan que es un fenómeno multicausal, no solo monetario, y cuentan que para graficar eso, cuando conversan con el staff del FMI ponen de ejemplo las políticas de Miauricio Macri Blanco Villegas, que redujo la emisión y a pesar de eso la inflación llegó a números récord.
En Casa Rosada también remarcan que luego del acuerdo "no va a haber tarifazos", pero aclaran que será necesaria "una corrección en las tarifas, actuando con mucha prudencia". En esa línea va la segmentación en la que está trabajando Guzmán, aunque siguen las discusiones en torno a cómo segmentar. El presidente, dicen, no cree que la mejor forma sea hacerlo por zona geográfica.
Futuro
El jefe de Estado quiere que el discurso del 1º de marzo en el Congreso esté centrado en el futuro. Reconoce que siempre será el presidente de la pandemia, pero espera que en 2023 todo esté funcionando, con menos pobreza, con más trabajo y con crecimiento constante. En Olivos lo han escuchado repetir que "está seguro de que se podrá". La línea, sostienen sus colaboradores, será avanzar con la obra pública y consideran que el trabajo duro "será hacer que el crecimiento se vea en las clases medias y populares y eso se va a lograr reduciendo la inflación y mejorando los salarios".
"Vamos a trabajar fuerte en eso", dicen que afirma. Lo cierto es que esa será condición sine qua non para llegar competitivos a las elecciones del año que viene.
Fuente: nota de Melisa Molina para Página/12
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