martes, 7 de septiembre de 2021

Las inconsistencias de Rosenkrantz en su declaración testimonial ante la Justicia

El clarinista presidente de la Corte Suprema confirmó en sus respuestas la existencia de un canal informal para la Mesa Judicial representado por Rodríguez Simón. Pero intentó naturalizar que no trataron temas en común, pese a haber compartido clientes.


Escueto en sus respuestas, el presidente de la Corte Suprema Carlos Rosenkrantz dejó una serie de vacíos en su declaración como testigo ante la jueza María Servini. Entre ellos, la versión de que en sus más de 59 llamados con Fabián “Pepín” Rodríguez Simón solo abordaban cuestiones “personales” y de “lecturas” que compartían. 

Sin embargo, párrafo aparte, respondió que fue el operador judicial quien lo consultó acerca de si estaría interesado en un cargo para la Corte Suprema ya que, supuestamente, sabía que Miauricio Macri Blanco Villegas había considerado su nombre para nominarlo. Esto, en términos llanos implica un reconocimiento al rol oculto que tenía Rodríguez Simón como miembro de la Mesa Judicial, algo que el propio Rosenkrantz reconoce cuando afirma que sabía que era un “asesor judicial del Gobierno”. ¿Cómo al juez no le llamó la atención que se utilizara un canal informal para transmitir el interés del Gobierno en proponerlo para la Corte?

El segundo punto es más llamativo aún: Rosenkrantz destacó que compartían una amistad personal en más de 40 años desde que ambos eran estudiantes y que esa relación les había permitido conocer a sus respectivas familias. Sin embargo, y en cuestiones estrictamente profesionales ambos habían tenido la representación del mismo cliente, años atrás en la discusión por la Ley de Medios. Rosenkrantz representó a la contraparte en audiencia pública ante la Corte frente al Estado y “Pepín” fue el encargado de la redacción de un libro defendiendo la postura contraria a la vigencia de aquella norma. ¿Es factible que ambos solo compartieran tema en común de “lecturas”?

Tampoco clarificó si en su asunción a la presidencia del máximo Tribunal hubo incidencia, comunicación, interés o adelantos de lo que la propia Elisa Carrió afirmó al asegurar que ella junto a Rodríguez Simón planificaron que fuera el sucesor de Ricardo Lorenzetti. ¿Existe chance de que este episodio ocurrido en 2018 no fuera siquiera mencionado en las múltiples comunicaciones entre ambos? “Pepín”, en la interna de la alianza de derecha Cambiemos, se jactaba específicamente de lo contrario. Con un juicio de extradición en Uruguay, no está obligado a decir verdad, pero a Rosenkrantz como testigo le corren las generales de la ley: está obligado a decir verdad, tanto en lo que refiere a no mentir como a tampoco ocultar cuanto supiere.

Cuando el supremo destaca que no tuvo conversaciones respecto al Grupo Indalo, Cristóbal López y Fabián De Sousa, omite quizás dos hechos que resultan categóricos en el marco de la trama que se supo luego formaban parte de un mismo circuito ilegal en el que se había embarcado el régimen macrifascista. El de presión a los jueces y fiscales encabezada por Rodríguez Simón. El primero de los hechos es el descubrimiento de “Pepín” -quien ya registraba antecedentes de reuniones con Martín Irurzun- tomando un café con Rosenkrantz en un bar de Recoleta, lo que activa el pedido de información de los espías conocidos como “Súper Mario Bros” que actuaban de manera ilegal bajo la órbita de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Los espías buscaban a una persona que los había filmado en el encuentro y con quien Rodríguez Simón había discutido. La idea era que el video o la imagen no se filtren. En su declaración, Rosenkrantz buscó englobar y atemperar su relación con quien resultó un operador judicial en las sombras bajo el rótulo de relación personal. Pero el hecho es que se utilizaron recursos públicos de personal que trabajaba a las órdenes de Presidencia de La Nación para localizar algo que solo involucraba a ambos y que teóricamente -bajo la versión del juez- no tendría ningún tipo de inconveniente. El segundo fue más explícito: la fiesta de casamiento de la hija de Rodríguez Simón, donde el ministro aparece espalda con espalda en la mesa asignada los miembros de la denominada Mesa Judicial.

¿Sabía Rosenkrantz que mantenía una relación personal con el encargado de las presiones a los jueces? El nombre de Rodríguez Simón en esos menesteres no era secreto prácticamente desde mediados de 2016, con el fallo de las “Tarifas” en la Corte. ¿Jamás intercambiaron alguna mención acerca de los fallos que deseaba el Poder Ejecutivo en el máximo Tribunal? ¿Nunca el régimen buscó obtener de primera mano algún anticipo de una resolución clave? A Servini, Rosenrkantz le contestó que nunca. Y que aunque lo propuso para la Corte, jamás hablaron de un tema relacionado a lo judicial.

La pregunta 11 refiere a las actividades de Rodríguez Simón. Allí Rosenkrantz enumera que sabía que era asesor judicial y luego miembro del Parlasur y director de YPF “también”. Lo cierto es que los únicos dos cargos que ostentaba “Pepín” eran estos dos últimos ya que no contaba con designación, poder, nombramiento, cargo o resolución administrativa que lo ubicara como “asesor judicial”, puesto que ocupaba en las sombras. ¿La cabeza del Poder Judicial en un ordenamiento republicano de gobierno reconocía y naturalizaba la existencia de un asesor en la materia que lo ocupaba de manera informal?

Fue muy breve su respuesta acerca de la concurrencia de Rodríguez Simón a la Casa Rosada, dando cuenta que conocía que asistía. Es decir que parte de las conversaciones por las cuales el juez tomaba conocimiento de actividades laborales de “Pepín” ya no giraban solo en lo personal del vínculo de ambos. El propio Macri Blanco Villegas reconoció que la autoría del decreto que lo propuso para la Corte fue craneado por Rodríguez Simón.

Rosenkrantz dejó un manto de misterio en torno a comunicaciones breves, a las que categorizó como “intentos” y tampoco especificó cuándo dejó de mantener contacto con “Pepín” y si tuvo algún conocimiento de la idea del ex operador de profugarse a Uruguay.

Con todos estos elementos, una declaración por escrito, que declinó hacer presencial ante Servini, dejó más puntos oscuros a una relación poco clara.

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