El economista alertó por la situación que atraviesa el país sumada al contexto internacional agravado por la invasión de Rusia a Ucrania, y expresó que "la solución intuitiva de aumentar los salarios" y el gasto tiene un riesgo.
El ex viceministro de Economía durante el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, Emmanuel Álvarez Agis habló del problema que más preocupa a los argentinos: la inflación.
En medio de los debates sobre distintas miradas de la economía dentro del Frente de Todos, el Gobierno intenta compensar la escalada de precios a través de un incremento en montos de programas sociales e incentivar la suba de salarios a través de las paritas. ¿Alcanza?
Para Álvarez Agis el país se encuentra en una dicotomía: entre la necesidad de proteger a los sectores que les golpea de lleno la inflación y la necesidad de reducir el déficit fiscal. "Cada uno como empresario, economista, trabajador o integrante de los movimientos sociales, tiene que autoexigirse un mínimo requisito de consistencia; no se puede a la mañana decir ‘suban los planes sociales’ y a la noche pedir ‘bajen el déficit fiscal’. Este Gobierno, el próximo y los que vengan, van a tener que elegir en esta disyuntiva”, enfatizó.
“A la política se le plantea la urgencia de una tasa de inflación totalmente disparada, y disparada en un lugar muy sensible que son los alimentos. Si el problema de cualquier reactivación económica fuera subir el gasto público o el problema de cualquier caída del poder adquisitivo del salario fuera aumentar las paritarias, viviríamos en un mundo de absoluta felicidad y pleno empleo”, aseveró.
En declaraciones a radio con Vos, advirtió por la situación que atraviesa el país sumada al contexto internacional agravado por la invasión de Rusia a Ucrania, y expresó que “la solución intuitiva de aumentar los salarios, aumentar los planes sociales, las paritarias y el gasto puede terminar siendo contraproducente porque con esta velocidad de la inflación es como ir manejando a 180 kilómetros por hora”. “Si hacés una mala maniobra la economía puede descarrilar”, agregó preocupado.
“Cuidado, porque estamos ingresando en una zona que no necesariamente deriva en una espiralización -probablemente no derive en una hiperinflación- pero tampoco quiero que me pregunten en tres meses si una inflación de tres dígitos se puede denominar conceptualmente ‘inflación alta’... ya cuando nos estamos haciendo esa pregunta nos tapó el agua”, alertó.
“Es super necesario cambiar el eje y entender que poner como objetivos 1, 2 y 3 bajar la inflación, no es ortodoxo ni neoliberal, es la mejor política que podés hacer para bajar la pobreza”, afirmó.
En ese sentido, el titular de la consultora PXQ propuso dos cosas. En primer lugar, en relación a los alimentos afirmó que para evitar que los alimentos no se vayan a un lugar imposible “si es necesario hay que sacrificar algo de reservas” y "subir retenciones, cerrar las exportaciones o poner cupos”. Por último, planteó subsanar la interna en el Frente de Todos para generar mayor confianza: “No puede ser que en el Gobierno hayan 10 tipos que dicen ‘vamos para el norte’ y 10 que te dicen ‘vamos para el sur’. Eso pasa con la puja de precios y salarios, tenes una Cristina que dice ‘hay que aumentar los ingresos’ y un Gobierno que dice ‘mirá, tengo que aumentar la electricidad, el gas, el tipo de cambio, por el acuerdo con el FMI’. Tenemos que tener un Gobierno fuerte, sólido y unido que vaya a un esquema de política antiinflacionaria que va a tener componentes ortodoxos pero que le tiene que agregar un componente heterodoxo que es la desindexación”, propuso.
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