miércoles, 2 de febrero de 2022

Argentina le reclamó a Brasil por aviones militares británicos que volaron a las Islas Malvinas

“Estos vuelos constituyen una manifestación adicional a la ilegítima presencia militar del Reino Unido en el Atlántico Sur", afirma el texto de queja que entregó el el embajador argentino, Daniel Scioli, al régimen de Bolsonazi.


El embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli, presentó un oficio ante el régimen de Jair Bolsonazi en el que expresó su preocupación" y "sorpresa" porque aviones de la Fuerza Aérea del Reino Unido hicieron siete vuelos entre territorio brasileño y las Islas Malvinas, en una nueva muestra de la “ilegítima presencia militar del Reino Unido en el Atlántico Sur” y que va en contra de “la búsqueda de una solución pacífica”. 

El fin de semana, la Cancillería ya había hecho un reclamo por un nuevo despliegue de armamento militar en el archipiélago.

"El Gobierno argentino ve con sorpresa y preocupación que durante el transcurso del mes de enero de 2022 fueron realizados siete vuelos militares de estas características”, dice el documento presentado ante el Palacio de Itamaraty.

Según la Embajada argentina en Brasilia, fueron realizados siete vuelos militares británicos desde Brasil a las Islas Malvinas y desde las Islas Malvinas hacia Brasil en lo que va de 2022.

El detalle presentado por el documento indica que aviones militares británicos aterrizaron y despegaron provenientes de las Malvinas en Río de Janeiro, San Pablo, Porto Alegre y Recife los días 9, 14, 15, 22, 24, 26 y 28 de enero.

El 21 de enero, se registró un viaje de un Boeing C-17 Globemaster III que aterrizó en el aeropuerto de Porto Alegre para cargar combustible y salió al día siguiente rumbo a Malvinas. La aeronave es utilizada habitualmente para transporte militar pesado.

“Estos vuelos constituyen una manifestación adicional a la ilegítima presencia militar del Reino Unido en el Atlántico Sur, la cual ha sido calificada por los estados parte y asociados del Mercosur como contraria a la política de la región de apego a la búsqueda de una solución pacífica para la disputa de soberanía”, expresa el documento.

Ya en 2017, durante la gestión del golpista Michel Temer, el diario Zero Hora de Porto Alegre había denunciado que el aeropuerto de la capital del estado de Río Grande do Sul se había convertido en una suerte de “surtidor” sudamericano de los aviones de la Royal Air Force que iban o regresaban desde Gran Bretaña hacia las Malvinas.

Según el oficio enviado al régimen brasileño, “se destaca la finalidad política que persiguen las alegadas ‘escalas’ de las aeronaves militares británicas en países de la región, toda vez que su continuidad en el tiempo podría ser publicitada como una suerte de aceptación brasileña a la presencia de una base militar en el Atlántico Sur”.

“Argentina apreciará que el gobierno brasileño procure restringir el otorgamiento de permisos para aeronaves militares británicas procedentes o con destino a las Islas Malvinas, únicamente en casos estrictamente humanitarios”, expresa la nota del embajador argentino.

La embajada, además, agradeció a Brasil por su “tradicional y constante apoyo a los legítimos derechos argentinos sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes”.

A través de este oficio, el Gobierno busca evitar que las autoridades británicas se amparen en el tráfico aéreo para dar legitimidad a la presencia militar en el archipiélago.

La ampliación de la capacidad armamentística británica en las Islas representa una contravención de dos resoluciones de la Asamblea general de Naciones Unidas, que insta a los Estados a reconocer a la región como una zona de paz y cooperación y que también pide a la Argentina y al Reino Unido que no tomen decisiones unilaterales y que la disputa por la soberanía de las Malvinas pase por un proceso de negociación.

El sábado, la Cancillería reclamó por la reciente instalación de un sistema de defensa aérea de nueva generación llamado Sky Sabre. Según la cartera que conduce Santiago Cafiero, se trató de una “injustificada demostración de fuerza” por parte del Reino Unido.

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