La suba es leve pero sostenida y, según los especialistas, las razones deben hallarse en el relajamiento con respecto a las medidas de cuidado, la recuperación de actividades y los encuentros de fin de año.
Argentina ha inmunizado al 84 por ciento de la población con una dosis y a más del 69 por ciento con ambas. La campaña de vacunación continúa a buen ritmo con la inoculación de los grupos adolescentes y pediátricos, al tiempo que los mayores de 60 años ya acceden a sus dosis de refuerzo.
Sin embargo, la situación epidemiológica indica que las infecciones se han incrementado: si a comienzos de octubre, el promedio de casos diarios era de 814, en esta última semana se superó la barrera de los 2.200.
En paralelo, también existe otro termómetro de la situación, quizás menos preciso aunque nada desdeñable: las balas comienzan a picar cerca y, tras unos meses de relativa calma, retornaron los aislamientos y los testeos de familiares y conocidos por síntomas relacionados a la covid.
A todo ello se suma la alarma por Ómicron y los problemas que podría generar en todo el planeta. De hecho, en Europa, naciones que parecían tener todo controlado -como Alemania- enfrentan panoramas oscuros que buscan contener con vacunación obligatoria y la imposición de nuevas restricciones.
Suba sostenida
A comienzos de octubre, el promedio de casos por jornada rondaba los 800 y en la actualidad esa cifra superó los dos mil. “Estamos viendo un crecimiento de casos que no en todos lados se manifiesta de la misma manera. En Tucumán, por ejemplo, es fuerte; en Ciudad de Buenos Aires es un poco menor pero considerable. Después se destaca el incremento en Neuquén, la provincia de Buenos Aires y Río Negro”, señala Jorge Aliaga, físico y secretario de Planeamiento de la Universidad Nacional de Hurlingham. Y sigue con su razonamiento, a partir del ejemplo concreto de CABA: “Las autoridades sanitarias porteñas argumentan que como la curva crece lento, no es exponencial. Cuando pasa de dos a cuatro casos en tres días no se sorprenden, pero cuando pasa de 200 a 400 les parece un montón, aunque se trate de la misma duplicación en el mismo tiempo”. En territorio porteño, a principios de octubre, el promedio de nuevas infecciones diarias rondaban las 120 y en el presente son más de 420.
En efecto, también se observa un incremento en la ocupación de las unidades de terapia intensiva. Si a principios de noviembre, la ocupación era del orden de 580, en el presente superó la barrera de las 675. “El aumento es pequeño por las vacunas. Una subida de casos, como posiblemente tengamos durante los próximos días, quizás no esté tan acompañada de una mayor cantidad de hospitalizaciones y fallecimientos”, comenta Aliaga. Leda Guzzi, médica infectóloga de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), expresa cómo se ha modificado la situación de las instituciones de salud en las que trabaja y otras que conoce de cerca. “En estas últimas dos semanas vemos pacientes que se internan por infecciones moderadas, severas y críticas, con un rango de edad que va entre los 35 y los 68 años. Es acorde y va en consonancia al aumento gradual del número de casos”. Y luego continúa con el detalle: “Prácticamente el ciento por ciento de los que necesitan una cama son no-vacunados o tienen el esquema incompleto. Nos preocupa mucho y sentimos que se avecina una nueva ola, uno de esos eventos que tanto golpean al personal de salud”.
Aunque se consolida el alerta por una inminente suba de infecciones, la cifra más importante, la de muertes, se mantiene estable. Si se discriminan los fallecidos por fecha de carga, según los registros que confecciona Aliaga, el promedio da 15 por jornada.
Razones
La pandemia ha demostrado que las razones que explican los comportamientos de las curvas son múltiples y diversas. De hecho, la epidemiología está íntimamente ligada con los escenarios sociales y culturales. Para Daniela Hozbor, bioquímica e investigadora principal del Conicet en el Instituto de Biotecnología y Biología Molecular de La Plata, hay un factor decisivo que podría explicar este repunte de infecciones y tiene que ver con el relajamiento. En una línea: como las cifras son positivas pareciera como si la pandemia hubiera culminado. “Si comparamos la situación actual con lo que sucedía hace unos meses, el contexto es tremendamente positivo y la vacunación avanza muy bien. Estos números favorables, tal vez, hayan generado la ilusión de que la pandemia terminó y no es real. Ómicron nos da la pauta de que el coronavirus sigue circulando muchísimo”, subraya y agrega que “en los últimos días, advertimos un leve pero sostenido incremento”.
Además del relajamiento, se destaca la recuperación de la enorme mayoría de las actividades. “Está todo funcionando nuevamente y, como no puede ser de otra manera, impacta negativamente en la epidemiología. Tenemos que hacer todo lo que ya aprendimos para evitar enfermarnos, contagiar a otros y, de una buena vez, dar vuelta la página de esta catastrófica situación”, expresa Hozbor.
A fines de 2020, diversos especialistas anunciaban -basándose en una supuesta estacionalidad del coronavirus- que pasado el invierno, el problema se repetiría cuando volviesen las temperaturas frías. Sin embargo, se sorprendieron en pleno verano con el pico en diciembre y una suba anticipada en febrero de 2021. Los brotes, en aquella ocasión, guardaron relación con las reuniones, las fiestas de navidad y de fin de año. Con este antecedente, Aliaga considera que podría ocurrir lo mismo: “La subida que vemos ahora podría tener que ver con los encuentros que caracterizan a esta parte del año. Si a eso le sumamos la propagación de Delta, menos cuidados y más movilidad, las razones están servidas”.
La campaña positiva
“Si bien al comienzo se acusaba al Gobierno de haber vacunado tarde, resulta que ahora es una ventaja. Si bien al comienzo se acusaba al Gobierno de combinar vacunas de diferentes compañías, ahora parece que también es una ventaja. Se pueden criticar muchas cosas a la gestión, de hecho, tenemos muchísimos fallecidos durante esta pandemia. Sin embargo, lo que se hizo para conseguir y aplicar vacunas fue muy correcto”, opina Aliaga.
En el presente, los esfuerzos del gobierno nacional y los provinciales se enfocan en completar la inmunización de las poblaciones pediátricas y adolescentes, los refuerzos para los mayores de 60 años, así como también en fomentar que aquellos grupos de 18 a 39 años que iniciaron sus esquemas, finalmente los completen. Para que esto se logre, la implementación de los pases sanitarios -que promueven la aplicación del esquema completo para acceder a eventos masivos y espacios gastronómicos y recreativos- será fundamental.
Por Pablo Esteban para Página/12
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