Luego de una semana con altas temperaturas que obligaron a la suspensión de clases en algunas escuelas, la titular de Educación informó la realización de "un operativo de distribución de aguas frías" en establecimientos educativos de la CABA "para promover más intensamente la hidratación". Mientras tanto, la comunidad educativa pide que se solucionen problemas como la compra o arreglo de ventiladores y aires acondicionados.
Para el nefasto régimen de la ciudad de Buenos Aires, la solución al calor extremo que se sufre en las escuelas con aulas sobrepobladas, sin ventilación adecuada y patios sin sombra, es llevarles botellitas de agua a los estudiantes. Agua fría, un servicio que se suponía que estaba al alcance del alumnado.
La singular metodología para combatir las altas temperaturas fue anunciada por la ministra de Educación, Soledad Acuña, quien a través de las redes sociales informó la compra de al menos 170 mil botellas que se reparten desde ayer en los distintos centros educativos.
La iniciativa, según dijo la funcionaria, fue producto de sesudas reuniones de sus “equipos técnicos” que evaluaron cómo “abordar la situación” producida por la ola de calor, que tuvo su pico la semana pasada con temperaturas que rondaron los 40 grados de sensación térmica.
Esta semana en curso los valores bajaron y se estima que para los próximos días el clima se templará. Y cuando se prevé que todo estará mejor, el Gobierno porteño decidió actuar pero sin activar obras en las instituciones con serios problemas edilicios.
Acuña anunció que el “operativo de distribución de aguas frías” servirá “para promover más intensamente la hidratación en los colegios”. Y junto con la entrega de botellas, también habrá recomendaciones perspicaces pensadas ad hoc: “Evitar la exposición al sol en horas críticas y reducir la actividad física”.
Parte del consejo también es controlar “síntomas como la piel enrojecida, caliente y seca, dolor de cabeza, náuseas o pulso débil”, enumeró Acuña.
Los cuestionamientos a esta iniciativa básica de reparto de agua, un componente elemental que debió estar siempre al alcance de la mano de los estudiantes, no tardaron en llegar porque las mejoras en la infraestructura escolar para paliar la ola de calor es una larga demanda de las comunidades educativas y sectores de la oposición en la Legislatura porteña.
La legisladora del Frente de Todos Claudia Neira le respondió a Acuña por el mismo canal que la ministra utilizó: “El agua la tendrían que haber enviado hace días. Lo que tenés que resolver ahora es el arreglo y la compra de ventiladores y aires acondicionados”.
Es larga la lista de escuelas públicas con severos problemas de cursada por falta de ventiladores y aires acondicionados. En algunas de ellas, hubo estudiantes que se descompensaron y se debieron interrumpir las clases.
En varias de ellas, los pocos ventiladores que hay fueron comprados por las madres y los padres que hacen un aporte particular mensual.
Desde la Multisectorial por la Escuela Pública, integrada por centros de estudiantes, el gremio UTE-Ctera y Cooperadoras en Movimiento, habían advertido el año pasado el colapso que podría generar la falta de obras de remodelación y mejoras edilicias.
Durante 2022 habían presentado un informe en el que alertaban que más de 200 escuelas presentaban problemas severos de infraestructura, más del 20 por ciento del total.
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