martes, 20 de diciembre de 2022

Condenaron a 25 años de cárcel a siete ex policías de la Bonaerense por la Masacre de Wilde

Los ex policías integraban la Brigada de Investigaciones de Lanús. El 10 de enero de 1994, según su relato, confundieron a las cuatro víctimas con delincuentes y les dispararon más de 250 veces en la vía pública. Serán detenidos cuando quede firme la condena.


Casi 29 años después de haber asesinado a cuatro personas en un raid enloquecido pero premeditado y durante el cual dispararon más de 250 tiros, los siete policías autores de la Masacre de Wilde fueron condenados ayer a 25 años de prisión.

Los autores de ese caso emblemático del gatillo fácil de la "maldita policía" bonaerense, que aguardaron la sentencia en libertad, quedarán detenidos una vez que quede firme la condena.

De esta manera, comienza a cerrarse uno de los capítulos más negros de la historia policial argentina, ocurrido durante el gobierno bonaerense de Eduardo Duhalde y de la policía encabezada por Pedro Klodczyk. La saña organizada, el arrebato, la impunidad de entonces y el salvajismo con que actuaron los miembros de esa fuerza de seguridad fue tal que la Suprema Corte de Justicia bonaerense calificó a ese crimen como una “gravísima violación de los derechos humanos”, aunque no un delito de lesa humanidad.

Luego de dos meses de un proceso que se aletargó durante casi nueve años, el Tribunal Oral Criminal (TOC) 3 de Lomas de Zamora encontró penalmente responsables de los delitos de homicidio simple reiterado en cuatro ocasiones y homicidio en grado de tentativa a los ex comisarios Roberto Mantel y Eduardo Gómez, los exoficiales Osvaldo Lorenzón, el ex subteniente Pablo Dudek, los ex oficiales Julio Gatto y Marcelo Valenga, y el ex cabo Marcos Rodríguez.

Entre los autores de la masacre también estuvieron César Córdoba, Carlos Saladino y Hugo Reyes, que ya fallecieron. También el exsubteniente Marciano González, que quedó fuera del proceso por incapacidad mental, luego de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV).

Todos eran miembros de la Brigada de Investigaciones de Lanús, por entonces a cargo del entonces comisario Juan José Ribelli, procesado y luego absuelto por el atentado a la AMIA. Y entre todos asesinaron el 10 enero de 1994 a Norberto Corbo, Edgardo Citutín, Enrique Bielsa y Claudio Mendoza, que viajaban en dos automóviles.

Los policías dijeron haberlos “confundido” con ladrones, como si eso los hubiera habilitado para disparar esa cantidad de municiones. El único sobreviviente del hecho fue el remisero Claudio Díaz, quien conducía el Dodge 1500 en el que viajaba Cicutín.

El veredicto condenatorio fue leído ayer al mediodía en los Tribunales de Lomas de Zamora y es el final de un largo proceso que tuvo idas y vueltas entre apelaciones, postergaciones, revisiones y fugas. De hecho, varios de los condenados estuvieron profugados durante largos años antes de sentarse en el banquillo.

“Veincinco años de prisión, accesorias legales y costas como coautores penalmente responsables de los delitos homicidio simple reiterado en tres ocasiones, homicidio simple, homicidio simple en grado de tentativa”, leyó el secretario del tribunal integrado por Marcelo Hugo Dellature, Luis Miguel Gabián y Claudio Fernández.

Durante el proceso, los jueces tuvieron una actuación prudente, ecuánime y abierta a las demandas de todas las partes. Incorporaron a la causa varios pedidos de las querellas y rechazaron los planteos de nulidad, inconstitucionalidad y prescripción que presentaron los abogados de los policías. Dejaron conformes tanto a la querella como a la fiscalía, así también como a los abogados de los policías, entre ellos José Manuel Ubeira.

El tribunal ordenó la detención de todos los condenados y hasta tanto la condena esté firme –se supone que habrá apelaciones- tienen prohibición de salir del país, acercarse a los familiares de las víctimas y desarrollar “manifestaciones de hostigamiento” contra los damnificados.

Aunque los argumentos del fallo serán dados a conocer en los próximos días, la condena ratifica todo lo planteado por las familias de las víctimas y la fiscal Viviana Simón durante la etapa del debate y los alegatos: fue una masacre premeditada.

El hecho ocurrió el 10 de enero de 1994, cuando once policías de la ya disuelta Brigada de Investigaciones de Lanús dispararon con pistolas, itakas y ametralladoras contra un Peugeot 505 en que el remisero Corbo llevaba a Claudio Mendoza y Héctor Bielsa; y el Dodge 1500 en que el vendedor de libros Edgardo Cicutín acompañaba al conductor y único sobreviviente, Claudio Antonio Díaz.

Según la causa, los cuatro muertos y Díaz fueron “confundidos” con delincuentes que habían cometido o estaban por cometer hechos sobre los cuales la policía tenía información. Los testimonios indican que los agentes se habrían equivocado de personas, pero eso no quita la evidencia de que el procedimiento policial se tratara de una “ratonera”.

¿Por qué? Porque fueron directamente a matarlos. Los policías tenían el dato de que había un botín (del que nunca se sabrá) en autos de esas característica, pero que no eran los que agujerearon a balazos. Esto lo corroboró la declaración que uno de los policías le dijo a la viuda de Cicutín, Raquel Gazzanego: "Fue un lamentable error". Claudio Díaz aseguró que también le dijeron lo mismo.

Durante estos 28 años, todos estos ex miembros de la Brigada de Investigaciones de Lanús, que ahora tienen un promedio de 60 años de edad, gozaron de la libertad. La condena que hoy recibieron los enfrenta a la posibilidad de estar presos hasta una edad avanzada.

Tal vez “van a morir presos”, remarcó Gazzanego. “Esperemos que no les den prisión domiciliaria", agregó y, no sin criticar el tiempo que duró en llegar la condena que esperaba, lanzó un mensaje de aliento: “Esto demuestra que después de tantos años no hay que bajar los brazos”.
Por Adrián Figueroa Díaz para Página/12

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