Fue uno de los más populares y queridos exponentes del movimiento Nueva Trova Cubana. La muerte le llegó debido a un cuadro que lo mantuvo hospitalizado desde el 13 de noviembre a causa de una inflamación en la vesícula biliar y una infección en el riñón.
El cantante y compositor cubano Pablo Milanés, uno de los más destacados exponentes de la Nueva Trova Cubana junto a Silvio Rodríguez, falleció ayer a los 79 años en Madrid, España.
Aunque el artista nacido el 24 de febrero de 1945 en Bayamo, venía renegando del proceso político cubano y de la música brotada en su seno, gran parte de su más reconocida obra se forjó en aquellos años del grupo de cantautores que encabezó junto a Silvio Rodríguez, Noel Nicola y Vicente Feliú, entre otros.
En dupla con Silvio Rodríguez fue elegido para “exportar” musicalmente los ideales de la Cuba revolucionaria en los tempranos 80 y aquel repertorio -bello, sentido y testimonial- marcó a fuego los oídos y los corazones de la sociedad argentina que procuraba superar la larga noche de la dictadura cívico-militar.
De aquella época son los registrados e históricos conciertos de abril de 1984 que marcaron un hito de asistencia de público y vincularon a ambos con figuras locales como León Gieco, Víctor Heredia, César Isella, Piero y Cuarteto Zupay, pero además los acercaron a Mercedes Sosa quien desde entonces los incorporó a su repertorio y a la que según dijo Pablo durante su último recital en el país, en abril de 2019, “yo la llamaba ‘mi reina’”.
“Siempre se nos reconoció por ser un movimiento político y por una devoción política, pero eso tuvo que ver con el gusto y la elección del público internacional, pero mis canciones románticas han sido más duraderas que mis canciones políticas y nunca nadie dijo que era un movimiento romántico pese a eso”, sostuvo al respecto durante una entrevista con Télam en agosto de 2017.
Desde entonces, su voz era figura corriente en frecuentes visitas por escenarios argentinos y hasta llegó a tomar parte en el Festival Nacional de Folclore de Cosquín de 2010, aunque entonces protagonizó un set breve debido a dolencias físicas.
A su talento se le deben canciones como “Yo pisaré las calles nuevamente”, “Años”, “Comienzo y final de una verde mañana”, “Yo no te pido”, “La vida no vale nada”, “Yolanda”, “Amo esta isla”, “De qué callada manera”, "El breve espacio en que no estás", “Proposiciones”, “Pobre del cantor”, “El tiempo, el Implacable, el que pasó”, “La soledad”, “Nostalgias”, “Días de gloria”, “Ay” y “Todos los ojos te miran”, por citar solamente algunas.
En ellas el creador combinaba un discurso poético tan romántico como comprometido con ritmos y géneros de raigambre popular en su país, tales como el feeling y la propia trova, sin tampoco renegar del pulso jazzero y de formas propias de la canción popular norteamericana.
El tiempo, el implacable
A lo largo de su vida, editó más de 50 discos, recibió, entre otros, el Premio Nacional de Música de Cuba y el Grammy Latino a la Excelencia Musical, y colaboró con instrumentistas de diversos géneros gracias a su exquisita musicalidad.
Milanés, gozando de un cariño incondicional del pueblo cubano en su tierra (como lo demostró su última y multitudinaria presentación de junio pasado en La Habana) y en su diáspora, y también del respeto de colegas como los españoles Joaquín Sabina y Víctor Manuel y el argentino Fito Páez, construyó un camino artístico personal para el que debió lidiar con una salud siempre delicada.
"A pesar de mis 27 operaciones, salir a cantar es mi vida, es lo que me da emoción. Me da ganas de vivir contemplar la magia que se vive cuando empiezo a cantar y eso es inenarrable", declaró en una entrevista con esta agencia realizada en febrero del 2019. También entonces contó que padecía el Mal de Dupuytrén (fibrosis en la fascia palmar que provoca el cierre progresivo de la mano).
La muerte le llegó debido a un cuadro que lo mantuvo hospitalizado desde el 13 de noviembre a causa de una inflamación en la vesícula biliar y una infección en el riñón.
Estas dolencias lo obligaron a cancelar varios conciertos de su gira "Días de luz" y mostraron el agravamiento de una situación que fue empeorando a partir del inesperado deceso de su hija Suylén, a los 50 años en enero último, a causa de una ACV.
"Con gran dolor y tristeza, lamentamos informar que el maestro Pablo Milanés ha fallecido esta madrugada del 22 de noviembre en Madrid. Agradecemos profundamente todas las muestras de cariño y apoyo, a toda su familia y amigos, en estos momentos tan difíciles. Que descanse en el amor y en la paz que siempre ha transmitido. Permanecerá eternamente en nuestra memoria", indicó un comunicado difundido por la oficina artística del músico en Instagram.
Milanés se encontraba hospitalizado desde el 13 de noviembre a causa de una inflamación en la vesícula biliar y una infección en el riñón, que lo obligó a cancelar varios conciertos de su gira "Días de luz".
"Esta situación clínica -se especificó en la comunicación- es secundaria a una enfermedad oncohematológica que sufre desde hace varios años y que le exigió instalarse en Madrid a finales de 2017 para recibir tratamiento".
Apegado a un estilo de piezas cargadas de lirismo y melodía, Milanés renegaba del presente de la música popular en la región donde, como le dijo a Télam en agosto de 2017, “es decepcionante un panorama en el que las trasnacionales inventan falsos ídolos. Estamos viviendo un ciclo donde al increíble poder de ciertos medios y empresas por imponer determinados paradigmas hay que dejarlo pasar hasta que el público descubra que allí no hay ningún bien cultural”.
Menos sutil, en febrero de este año señaló a la prensa española "que el reguetón no tiene antecedentes porque no es música, no tiene antecedentes porque no es ritmo, no tiene antecedentes porque mucho menos es texto, todo me parece que es muy decadente y por eso lo critico".
En cambio, se ufanaba de sostener “una actitud personal y social desde la que nunca hice una concesión porque creo en el sentimiento del pueblo, en la sensibilidad y en la espiritualidad”.
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